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El enfrentamiento por las denominaciones de origen complica más el acuerdo de la OMC

EFE

La reivindicación de un centenar de países -entre ellos los de la UE- para proteger las denominaciones de origen y las reticencias de otros -como EEUU, Canadá o Argentina- complican aún más la negociación de la OMC sobre la Ronda de Doha para la liberalización comercial mundial.

La salvaguarda de productos con indicaciones de calidad como el queso Manchego o el vino de Rioja está incrementando su protagonismo, dentro de las discusiones que celebran por cuarto día una treintena de socios de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para desatascar la Ronda y que están en un momento tenso.

En las negociaciones sobre Doha de esta semana, la UE ha puesto como condición que se promueva un pacto sobre Indicaciones Geográficas y Denominaciones de Origen, según ha subrayado hoy la presidenta del Consejo de ministros de Comercio comunitarios, la francesa Anne-Marie Idrac.

Además, doce países europeos, entre ellos España, han pedido hoy al comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, y a la comisaria de Agricultura, Mariann Fischer Boel, que combatan el anuncio hecho por EEUU contra un acuerdo "significativo" sobre denominaciones.

En este asunto, las opiniones de los 153 socios de la OMC son muy diversas e incluso se diferencian de la posición que los principales bloques mantienen respecto a la Ronda de Doha.

Por un lado, podrían situarse la UE, los países menos avanzados (PMA), los africanos y en varios aspectos, la India.

En el lado contrario están países como Japón, Canadá, Argentina, EEUU, Chile y Nueva Zelanda.

En un acuerdo sobre denominaciones que el grupo de países favorables quieren impulsar, como la UE, está en juego la creación de un registro multilateral para las indicaciones geográficas de vinos y bebidas espirituosas.

Se trata de evitar que menciones como el "Champagne", el "Oporto" o el "Jerez" puedan emplearse por fabricantes que no estén en la indicación, como si fueran nombres genéricos.

Otra exigencia consiste en extender la protección del vino y bebidas alcohólicas, que tienen un nivel más elevado de amparo, al resto de productos agrícolas e incluso a otros artículos, como las cerámicas o las navajas.

La principal disputa está en si esas reglas deberían ser obligatorias para todos los países o hasta qué punto.

Existe una confrontación por otro aspecto, ligado a la biodiversidad y la propiedad intelectual, para proteger las patentes de plantas y que, por ejemplo, cuando una farmacéutica use una nueva detalle el origen.

En este caso Brasil estaría del lado de los defensores de un acuerdo estricto, junto con un grupo variopinto de estados como la China, Perú, Ecuador, India, Turquía o los ACP (África, Caribe y Pacífico).

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