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España se asoma al abismo

La selección pierde por 63-60 ante Turquía y se complica el pase a cuartos

MIGUEL ALBA

Dicen que el cambio de ciudad había puesto en el grupo el marcador de las malas vibraciones a cero. Que Lodz ofrecía esa oportunidad para que España se reencontrase con su buena puesta en escena. Ese baloncesto ágil, vivaracho, comprometido y reivindicativo de todos los valores que emanan de su pasado. En el examen de conciencia individual, cada uno quería recuperar su identidad. Pau, inventar como Pau; Navarro, bombear como Navarro; Marc, intimidar como Marc; Ricky, mostrarse especial como Ricky; Rudy, maltratar el aro como Rudy... Sin embargo, toda esa genética parece no servir ya para soportar la declaración de intenciones. Y lo peor de todo es que las dudas parecen haberse instalado en la línea de flotación: los propios pensamientos de Scariolo.

Hace una semana, el seleccionador defendía sin ambages su jerarquía de roles. 'El último balón será para Navarro, pero tenemos que tener también planes B, C o D', admitía Scariolo en este periódico. Después de cuatro partidos, el italiano, sin embargo, tiene que echar mano ya del fondo de armario de las sensaciones. Una mala señal, si como ocurrió, a falta de 12 segundos para el final de un partido que coqueteaba con la clasificación para cuartos, en las mismas dosis que con la eliminación, Scariolo le da a Llull la moneda para que saque cara porque con Pau, Navarro, Rudy o Felipe sólo vislumbra la cruz. La solución fue tan contundente como arriesgada. No sólo por el pragmatismo del resultado, una cuestión de suma importancia en estos momentos (España debe ganar sus dos partidos para llegar a cuartos), sino por la creencia en los valores del grupo. El escenario pudo haber encumbrado a Llull, entre cuatro turcos por encima de 2,05 metros, si el dibujo de jugada proyectado por Scariolo, para ganar el partido (61-60), hubiese encontrado su destino. Sin embargo, el mate del madridista se quedó transitando entre los brazos de la defensa turca, que disparó el balón hacia Erden, con quien Llull pagó toda la frustración. Su antideportiva sirvió a Turquía para ganar algo de basket average (63-60) e hipotecar el futuro de España en la segunda fase.

Un equipo que se encuentra a fogonazos, especialmente, gracias a Rudy. Su atrevimiento parece tener un efecto positivo en Ricky. Junto a él, el nuevo jugador del Barça cree en su juego hasta que vuelve a ese estado comatoso que tiene petrificado a todo el grupo. Cuando Ricky sonríe, la circulación de balón se activa con Rudy. La aportación del alero de Portland dibujó las primeras ventajas (8-14, min. 5) para una España que aún tenía que fijar la marca de Asik. La buena defensa a Ilyasova y Turkoglu permitía al equipo de Scariolo sentirse competitivo, a pesar del deficiente porcentaje en el tiro, la ausencia de rebote de ataque y la gran cantidad de pérdidas de balón.

En esa paradoja, España encontró sus mejores sensaciones bajo el experimento que Scariolo quiere descubrir. Con la cohabitación de los Gasol, España alcanzó su máxima ventaja (20-27, m. 12) por su eficacia defensiva. Ellos mandaban, anotaban (12 de los 14 puntos del segundo cuarto tuvieron su firma) y sostenían a una España que fue perdiendo destellos. Sus complejos despertaron a Ilyasova y Erden, que supieron leer el mar de fondo que sacude a España.

63 - Turquía (20+16+13+14): Onan (0), Ilyasova (15), Tunceri (11), Asik (13), Turkoglu (2) -equipo inicial-, Güler (2), Savas (2), Atsur (3), Arslan (4) y Erden (11).

60 - España (22+12+14+12): Rubio (3), Navarro (7), Rudy (16), Reyes (8), Pau Gasol (16) -equipo inicial-, Mumbrú (0), Raúl (0), Marc Gasol (7), Garbajosa (3) y Llull (0).

Árbitros: Shmuel Bachar (ISR), Sreten Radovic (CRO) y Robert Lottermoser (ALE). Sin eliminados.

Incidencias: Partido de la primera jornada del Grupo F de la segunda fase del campeonato de Europa de baloncesto disputado en el Arena Lodz ante 6.500 espectadores.

 

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