Este artículo se publicó hace 16 años.
El español Ricky Dávila presenta en Perú su última obra, una subjetiva 'Ibérica'
Ricky Dávila, considerado uno de los mejores fotógrafos de España, presenta hoy en Lima su último trabajo, "Ibérica", una visión personal, subjetiva y poética de la sociedad española en forma de sugerentes retratos en blanco y negro.
Con motivo del inicio de su gira latinoamericana, que también lo llevará a Colombia, Dávila explicó en una entrevista con Efe que su última propuesta artística se enmarca en lo que él mismo denomina "documentalismo subjetivo".
Se trata de "un inventario de retratos en el ámbito peninsular, sin pretensiones sociales. Un territorio de ficción. No es una declaración de principios de un sociólogo", aclara el fotógrafo.
"Ibérica" es un compendio de grandes retratos desgarradores, sinceros y emotivos, que llegan a sugerir una ficha policial. Sus protagonistas pertenecen a toda la gama social española, desde obreros y niños hasta ancianas e inmigrantes.
Las fotografías de Ricky Dávila, que se exhiben desde hoy en el Centro de la Imagen de Lima, han dado lugar a su segundo libro de autor después de "Manila", al que en 2005 PhotoEspaña le otorgó el premio al mejor libro de fotografía del año.
Con algunos de los más prestigiosos galardones a sus espaldas, como el II Premio World Press Photo, Fotopress y Ortega y Gasset, Dávila incursionó en el periodismo hasta 1995 cuando se divorció definitivamente de los medios de comunicación.
Con un fuerte sentido crítico, dice ahora de ellos: "no están en manos de periodistas sino de gerentes, que son los verdaderos dueños del periodismo internacional".
Y es que este reconocido artista cree que ya "no se practica periodismo" porque "solo es publicable lo que es promocionable" y, a su juicio, "el verdadero periodismo tiene que fiscalizar la realidad y no promocionarla".
"Los espacios que debían ocupar trabajos de calidad, los ocupan Tom Cruise y Penélope Cruz", se quejó Dávila, al agregar que no hay "alguien detrás de una mesa de edición que tenga el más mínimo amor por la fotografía".
"No hay un discurso propio e interesante desde la complicidad de los medios de comunicación en los últimos 25 años", remarcó este bilbaíno nacido en 1964 y quien abandonó la Biología para dedicarse a la Fotografía cuando se instaló en Nueva York en 1988.
Por eso, Dávila se siente más cómodo en espacios reducidos, con la publicación de libros y exposiciones porque, según dice, ya no le interesan "ciertos foros", en alusión a los medios, y no le preocupa que su obra tan sólo sea contemplada por centenares de personas.
En este sentido, considera que la sociedad en general está equivocada cuando cree que un proyecto es un fracaso porque no llega a los medios de masas.
El discurso poético de Ricky Dávila se entremezcla con la más exquisita calidad de sus imágenes, cuidadas al milímetro, en las que la mirada serena y fría de los fotografiados estremece a quien las contempla.
En verdad, pocos de los elegidos sonríen ante el lente de Dávila y menos ante sus ojos, transparentes y claros como su discurso. La razón la da el propio artista mediante una sucesión de preguntas.
"En un panorama de la cultura del entretenimiento mezclado se echa de menos gente sonriendo todo el rato, ¿no será eso lo que sobra?, ¿no estaremos asociando esos códigos con la belleza?, ¿no será que la tristeza también es bella?, ¿no será que el canon de la belleza será Penélope Cruz?", dice.
Para Dávila, "en un momento tan invasivo de códigos de lo bello y lo feliz conviene alumbrar rincones de belleza donde la gente piensa que no existe", y eso es precisamente lo que hace con sus obras, primero con "Manila" y ahora con "Ibérica".
Es por todo esto que el cineasta Alex de la Iglesia, con quien Dávila ha trabajado en varias películas, entre ellas "800 balas", cataloga la obra como "un puñetazo directo al corazón".
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