Este artículo se publicó hace 13 años.
"En 'Espejo público' he aprendido a comunicar"
El programa que presenta Susanna Griso cumple hoy 1.000 programas en Antena 3
Espejo público, el magacín matinal de Antena 3, celebra hoy su programa número mil con una emisión muy especial llena de sorpresas. Su presentadora, Susanna Griso (Barcelona, 1969), admite que lo quiere "celebrar a lo grande". "En un momento en que la televisión es tan de usar y tirar, tan de consumo rápido, llegar a un aniversario como este ya es noticia por sí misma", afirma.
¿Impone la cifra de mil programas?
«Nuestro ADN de informativos es parte del secreto de este programa»
Sí, sobre todo teniendo en cuenta que Espejo público empezó de manera muy tímida. No sabíamos si seríamos capaces de aguantar el reto de hacer un programa de cuatro horas de información diaria, y si la gente nos iba a seguir. El caso es que nos hemos consolidado, nos hemos hecho un hueco y hemos obligado al resto de parrillas televisivas de la competencia a cambiar. De alguna manera, hemos imprimido un ritmo muy trepidante y muy informativo a las mañanas.
¿Cuál es la clave para que el formato esté en forma después de cinco años?
Creo que está en ser espejo de lo que sucede en este país, en la agilidad, en modificar los contenidos en función de la actualidad. Trabajamos a corto plazo y procuramos que los debates que tenemos en plató sean siempre los que están en la calle. Eso supone vivir muy pegados a la realidad, a las redes sociales. Para eso se necesita un equipo como el nuestro, con mucha musculatura informativa. Todos los que estamos aquí venimos de informativos. Eso al principio podía parecer un lastre, pero hemos demostrado que se puede abordar la actualidad desde todas las ópticas posibles: desde la entrevista, el debate, el humor, el análisis Nuestro ADN de informativos es parte del secreto de este programa.
«Mis dos líneas rojas son no pagar nunca a un delincuente y el respeto a los demás»
¿Qué le ha aportado Espejo público' a nivel personal y profesional?
Muchísimo, ha sido una escuela maravillosa. Yo trabajé 15 años en informativos, y siempre tuve claro que informar era lo mío. Pero este programa me ha permitido ir más allá del titular o del vídeo de dos minutos. Me ha permitido aportar análisis, reflexión sobre cada uno de los temas que planteamos, ahondar en los debates También he aprendido a cambiar de registros, a perder el corsé que a veces tenemos en los informativos. Yo sabía informar pero aquí he aprendido a comunicar.
¿Hay algún tema que no tenga cabida en este magacín?
Mi lema es que todos los temas son susceptibles de ser tratados. Lo importante, lo que marca la diferencia, es el tono. Mis únicos límites, mis dos líneas rojas son no pagar nunca a un delincuente, algo que es compartido por la dirección de este programa y por la propia cadena, y tener respeto a los demás.
¿Cree que es necesario retocar el formato?
Espejo público no ha dejado de cambiar desde que empezó. Cambios habrá que hacer, y de cara a la próxima temporada los hay, e importantes, no sólo en la fachada sino también en la propia estructura del programa. Este es un trabajo que tiene mucho desgaste físico, es muy duro porque no te permite relajarte en todo el día. Esto es como un sacerdocio. Por tanto, te debe gustar mucho para vivirlo con pasión y que no te canse más de la cuenta.
¿Hay programa para largo?
Seguro que sí. Y hay presentadora para dos años porque acabo de renovar mi contrato. A partir de ahí, ya se verá. Al principio de temporada dije que para mí este era un año trascendente porque quería plantearme si tenía ganas de seguir o no. La conclusión a la que he llegado es que mato por seguir en la brecha. Siento Espejo público como si fuese mi propia piel.
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