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La fiscalía confronta al presunto nazi Demjanjuk con el horror del campo de Sobibor

EFE

La fiscalía de Múnich confrontó hoy al presunto criminal nazi John Demjanjuk con el horror del campo de exterminio de Sobibor, mientras la defensa pedía la suspensión del juicio con el argumento de que es un martirio para su cliente, de 89 años, condenado a muerte y finalmente absuelto en Israel.

Demjanjuk, nacido en Ucrania y acusado de complicidad en el asesinato de 27.900 judíos en Sobibor, en la Polonia ocupada, compareció de nuevo en la segunda vista del proceso abierto ayer postrado en una camilla y cubierto con una manta.

Su abogado, Ullrich Busch, tomó de inmediato la palabra para pedir la suspensión del juicio, con el argumento de que Alemania no es competente para juzgar a un extranjero, porque "no ha hecho sus deberes con los nazis alemanes", a lo que añadió las circunstancias en que fue entregado por EEUU a la justicia germana.

Según Busch, Demjanjuk fue "deportado a la fuerza" por las autoridades estadounidenses -país al que emigró en 1952-, el pasado mayo, sin atender a su precario estado de salud y al hecho de que fue absuelto en Israel de los mismos cargos que ahora se le imputan.

El procesado, ex soldado soviético capturado por los nazis en 1942, fue juzgado como "Iván el Terrible" del campo de Treblinka y condenado a muerte en 1988, pero cinco años después se levantó la pena por falta de pruebas de que hubiera servido en ese campo.

La petición de Busch fue tomada en consideración por la Audiencia de Múnich donde se le juzga ahora y será estudiada por su juez, Ralf Alt, quien de todos modos recordó que a Demjanjuk no se le juzga por los 800.000 muertos de Treblinka, sino a tenor del nuevo material inculpatorio sobre los crímenes de Sobibor.

La solicitud fue acogida como una nueva maniobra dilatoria -Demjanjuk fue entregado a Alemania tras agotar su familia y abogados todos los recursos judiciales y médicos contra el proceso-.

A continuación, el fiscal Thomas Lutz procedió a la lectura de la acusación, contenida en doce páginas en que se relata minuciosamente el horror de Sobibor, campo nazi que estrictamente cumplía las funciones de lugar de exterminio y donde murieron 250.000 judíos.

Ahí se deportó a judíos de toda Europa, a los que en cuanto llegaban se obligaba a desnudarse y dejar su equipaje, con el argumento de que debían someterse a medidas de higiene. Al cabo de unas pocas horas morían hacinados en cámaras de gas, de 4 x 4 metros, sin la menor posibilidad de salvarse de ese destino.

Demjanjuk recibió instrucción militar de las SS, sabía cuál era el cometido del campo y participó conscientemente en el plan de exterminio de los judíos, enfatizó Lutz.

Nunca intentó huir y sirvió ahí durante seis meses, de abril a octubre de 1943, en que se levantó el campo tras una revuelta de los judíos presos como personal de limpieza, como Thomas Blatt, único superviviente del campo en ese periodo presente en el juicio.

En esos seis meses fueron asesinados al menos 27.900 judíos, por cuya muerte se imputa el cargo de complicidad a Demjanjuk.

La lectura de la fiscalía combinó el relato de las atrocidades cometidas por los "Trawniki" -guardas voluntarios-, de los que hubo 120 en Sobibor, con el listado frío de grupos de víctimas según las circunstancias de su muerte, a disparos o en cámaras de gas.

La acusación particular, que representa a Blatt y los 22 familiares de víctimas presentes en la Audiencia, añadió al cómputo otros 1.600, muertos en los vagones antes de llegar a Sobibor.

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