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¿Qué es un Frente Amplio más allá del proyecto de Yolanda Díaz?

El proyecto de la vicepresidenta presenta semejanzas a otras candidaturas "transversales" llevadas a cabo en Europa y América Latina.

La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en entrevista con Público, en su despacho en el Ministerio. 17 de abril de 2020. JAIRO VARGAS​
La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en entrevista con Público, en su despacho en el Ministerio. 17 de abril de 2020. JAIRO VARGAS​.

Yolanda Díaz reivindicó durante el 12º Congreso Confederal de Comisiones Obreras (CCOO) la construcción de "un nuevo proyecto de país" dirigido a "toda la sociedad española" en el que "serán necesarias todas las manos, todas las mentes y todos los corazones". La vicepresidenta segunda del Gobierno ha manifestado en reiteradas ocasiones su voluntad de tejer un "frente amplio" que "llegue a todos los rincones de nuestro país".

Pretende aglutinar a partidos políticos y sectores de la sociedad civil en un mismo proyecto. Para ello, la representante gallega ya ha iniciado un "proceso de escucha" con el objetivo de conformar un espacio que represente "distintas sensibilidades" y que vaya más allá de coaligar a los actores políticos a la izquierda del PSOE.

La titular de Trabajo se reunió junto a la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en unas jornadas sobre vivienda en el Congreso de los Diputados. A esta imagen de unidad se le sumará próximamente –aún no hay fecha concreta– el encuentro que organiza la vicepresidenta valenciana Mónica Oltra, al que acudirá la propia Díaz y la portavoz de Más Madrid, Mónica García.

Con todo, Podemos ha cerrado filas respecto a las intenciones de la vicepresidenta, mientras la líder de la oposición de la Asamblea de Madrid señaló en Infolibre la necesidad de "colaborar" y de "trabajar por un entendimiento", aunque desde la formación madrileña no han aclarado si están dispuestos a incorporarse al proyecto de la ministra.

El "frente amplio" de Díaz, de Galicia a Grecia

Para entender el concepto de "frente amplio" y la posible idea que la vicepresidenta aspira a materializar hay que trasladarse a las elecciones gallegas de 2012. En aquel momento, la entonces coordinadora de Esquerda Unida encabezó una lista conformada por varias organizaciones políticas bajo el nombre Alternativa Galega de Esquerda (AGE).

La meta de aquella candidatura fue superar la idea de los partidos como "un fin en sí mismo" y, en su lugar, concebirlos como "herramientas" para "cambiar la vida de la gente". El partido irrumpió en el parlamento regional con 9 diputados, consiguiendo el 14% de los votos y convirtiéndose en la tercera fuerza política.

Aquella coalición era definida como la "Syriza gallega", ya que encontraba su reflejo en la manera de actuación de la agrupación de izquierdas griega. La formación capitaneada por Alexis Tsipras comenzó su andadura mediante la unión de partidos políticos y figuras independientes con un papel relevante en la política helena. En 2012, Syriza consiguió sorpasar al PASOK, el homólogo griego del PSOE. Posteriormente, en 2015, se convirtió en el partido más votado del país rozando la mayoría absoluta y alcanzando el Gobierno. Fórmulas similares a esta se han producido en América Latina, con el objetivo de uniformizar espacios muy divididos y ensanchar la representación en los parlamentos.

Los casos de América Latina

Los ejemplos que se sitúan al sur del continente americano pueden ser aún más ilustrativos para intentar dibujar las pretensiones de Díaz. En Uruguay ya existe un Frente Amplio desde la década de los setenta. Esta organización alberga semejanzas a las ideas que ha lanzado la ministra de Trabajo sobre su proyecto. La coalición uruguaya está integrada por partidos muy diversos y transversales: desde comunistas a democristianos. El partido ha gobernado durante 15 años en el país y una de sus figuras más relevantes es Pepe Mújica, representante que ha despertado simpatías a izquierda y a derecha.

En Perú, el Frente Amplio por la Justicia, Vida y Libertad reúne a partidos políticos, movimientos sociales y activistas independientes. De marcados principios progresistas, su presidente, Marco Arana, es un firme defensor de los derechos medioambientales. Otra de las banderas que suelen reivindicar es la lucha por alcanzar "un Estado plurinacional". Sus éxitos electorales han sido escasos. De hecho, la agrupación se fracturó en 2017 y en las pasadas elecciones generales no consiguió representación en el Congreso de la República.

Aunque no se define con la etiqueta "frente", en México la coalición electoral Juntos Haremos Historia (actualmente, Juntos Hacemos Historia) congrega ideologías diversas en torno al proyecto del actual presidente Andrés Manuel López Obrador. Perfiles de izquierda, progresistas y ecologistas, junto a democristianos y conservadores moderados, integran la candidatura, que fue la fuerza más votada en los comicios federales de 2018.

El Frente de Todos argentino también representa diferentes sensibilidades y agrupa a formaciones peronistas, socialdemócratas y comunistas. Atrae a votantes de centroizquierda y de centroderecha. Los líderes de este grupo político son Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, presidente del país. En las elecciones presidenciales de 2019 arrebataron el poder a Mauricio Macri, posicionándose como el partido más votado y cosechando casi el 50% de los apoyos.

Con menor tiempo de vida y relativo éxito electoral, el Frente Amplio de Chile aúna diferentes grupos de izquierdas y defiende valores socialdemócratas, feministas y ecologistas. En las elecciones presidenciales de 2017 se convirtieron en la tercera fuerza política liderados por la periodista Beatriz Sánchez. Sin embargo, uno de los líderes más destacados del frente es Gabriel Boric, que en reiteradas ocasiones mostró su apoyo a Pablo Iglesias cuando dirigía Podemos y aspiraba a convertirse en presidente del Gobierno.

¿Vuelve el Podemos de 2014?

Pero, más allá del ámbito geográfico, es importante atender al aspecto temporal y poner el foco en Podemos. La formación que hoy dirige Ione Belarra ha experimentado cambios discursivos que han provocado intensos choques dentro del partido. Hay un primer Podemos que busca la transversalidad y defiende sobrepasar el planteamiento dicotómico izquierda-derecha para, en su lugar, remarcar una clara confrontación entre el pueblo y las élites (la "gente" y la "casta").

Después, llegó el Podemos que se embarcó en una candidatura conjunta con Izquierda Unida mediante un acuerdo que Pablo Iglesias y Alberto Garzón escenificaron con un abrazo en la Puerta del Sol. Unidos Podemos, el grupo confederal que nació de aquel pacto, ya no rehuía de situarse en la izquierda del tablero político.

Los planes de la vicepresidenta, por lo tanto, recuerdan a la primera etapa de la formación morada. El objetivo no es construir un mensaje que llegue solo a los votantes de izquierdas, sino a "todos los rincones" de España. Al mismo tiempo y como ha recogido El Confidencial, el futuro proyecto de la mandataria intentará desprenderse de la etiqueta de izquierdas.

El liderazgo de Yolanda Díaz

Díaz, que en un primer momento no aceptó ser ministra, ha conseguido construir un fuerte liderazgo mediante su labor en la cartera de Trabajo, alcanzando en una legislatura el mayor número de acuerdos con los agentes sociales en la historia de la democracia. La misión fundamental de la vicepresidenta es trazar un espacio que consiga tener "un mensaje claro, un proyecto ilusionante y un fuerte liderazgo por encima de cálculos electorales", como aseguró a este periódico la directora técnica de Key Data, Paz Álvarez.

Su papel no solo ha ganado peso dentro de Unidas Podemos: los votantes socialistas mantienen una valoración muy positiva de la dirigente gallega. Es la líder mejor valorada situándose por encima del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, según el CIS. Del mismo modo que lo fue Iglesias en 2014.

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