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La girola de la catedral de Burgos se "proyectó" en la de Cuenca

EFE

La girola de la catedral de Burgos, fechada en el siglo XIII, se "proyectó" en el templo mayor de Cuenca donde la reciente restauración de su cimborrio y claustro ha dejado al descubierto el diseño de ese elemento arquitectónico, exactamente igual al que años después fue trazado en la seo burgalesa.

Tan sólo dos catedrales en España: la de Burgos y la de Valencia, disponen de sendas girolas (naves que rodean el perímetro del ábside principal por detrás del altar mayor), con la particularidad de alzarse ambas sobre bóvedas quintapartitas al igual que el dibujo, lo cual reduce las posibilidades de adjudicar ese hallazgo.

Así lo sostiene el arqueólogo Michel Muñoz, uno de los responsables de las obras de rehabilitación del claustro y del cimborrio de la catedral de Cuenca, lugar éste donde al limpiarse apareció grabado en uno de sus sillares la traza, montea o dibujo preparatorio de lo que parecía la planta de una iglesia gótica.

"Pero luego vimos que las naves no se desarrollaban del todo y resultó ser el dibujo de una girola sobre bóvedas quintapartitas", según ha explicado hoy a Efe Michel Muñoz, quien defiende la teoría de que ese proyecto se materializó poco después en la catedral de Burgos.

Avala esta tesis, según el arqueólogo, el hecho de que, en torno al año de 1256, el obispo Mateo Reinal fue trasladado a Burgos después de asistir a la construcción del templo mayor de Cuenca, cuyas obras dirigió el conocido como Maestro Enrique, de origen francés y que tras abandonar la ciudad castellanomanchega trabajó en las seos de Burgos y de León.

En 1260 consta que el Maestro Enrique se encontraba en la catedral burgalesa, "luego la conclusión es clara: el dibujo preparatorio de Cuenca lo desarrolló al poco tiempo en Burgos, donde el sistema de bóvedas quintapartitas permitía la construcción de capillas alineadas en todo el semicírculo de la girola", según Muñoz.

Las capillas, ha añadido el arqueólogo, constituía una manera de captar fondos económicos para culminar las costosas obras, ya que se cedían a las clases más pudientes, a cambio de dinero, para situar allí sus enterramientos y consagrar sus advocaciones predilectas.

El dibujo, grabado sobre un sillar del cimborrio de la catedral de Cuenca, apareció tras la limpieza de los sillares de esta especie de cúpula -denominada Torre de las Campanas-, llena de hollín durante centurias como consecuencia de los diversos incendios sufridos por ese recinto sacro durante los siglos XVI y XVII.

"Estaríamos ante uno de los planos más antiguos existentes en España, según ha llegado a decir el prestigioso especialista Alfonso Jiménez, arquitecto y profesor de la Universidad de Sevilla", ha afirmado Michel Muñoz acerca de ese dibujo preparatorio que apareció junto a marcas de cantero de diversa índole, diseños de gárgolas y el esbozo de un rosetón.

El cimborrio de Cuenca, a gran altura desde el suelo, albergaría así, con toda probabilidad, la "sala de trazas" propia de las catedrales góticas, donde los maestros y a la vez capataces realizaban cálculos y proyectaban lo que luego iban a realizar.

"Los arquitectos no tenían calculadoras ni ordenadores, pero sí practicaban operaciones aritméticas y, como el papel era muy caro, hacían sus esquemas sobre las piedras y luego los llevaban a escala", ha precisado.

El gran parecido existente entre la escultura gótica de las catedrales de Cuenca y de Burgos avala también las tesis sostenida por este arqueólogo, ya que el Maestro Enrique se habría llevado a la capital castellana a su equipo de trabajo, ha concluido.

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