Este artículo se publicó hace 15 años.
Gomorra encuentra su paraíso en España
En los últimos meses la Policía y la Guardia Civil han arrestado tantos mafiosos del reino de Berlusconi que ya no les quedan dedos en las manos para seguir contando
Roberto Saviano, ese periodista italiano al que ha habido que blindarle la existencia porque le metió el dedo en el ojo a la mafia napolitana con un libro titulado Gomorra, lo repite cada vez que se pasa por estos lares: a los corleones les gusta España más que una pizza cuatro estaciones. Las cifras de detenidos le dan toda la razón. En los últimos meses la Policía y la Guardia Civil han arrestado tantos mafiosos del reino de Berlusconi que ya no les quedan dedos en las manos para seguir contando. Algunos eran auténticos capos, como Raffaele Amato, al que apodaban precisamente El Español por ser el jefe de un clan que había decidido refugiarse en Marbella para evitar que sus rivales le facilitaran un viaje sin retorno al otro mundo.
Lo peor es que aún queda un buen puñado. Nadie quiere dar cifras, pero las estimaciones que maneja la Justicia italiana hacen pensar que las organizaciones mafiosas con la misma denominación de origen que el cappuccino hace tiempo que "consideran España como un territorio a su disposición", como le gusta repetir a Saviano, el escritor cuyo nombre provoca urticaria a los amos del spaghetti connection. Según las cifras que hace unos meses desveló el fiscal antimafia de Nápoles, Luigi Cannavale, la sospecha es que alrededor de un 70% de los 250 mafiosos que componen la lista de los más buscados ha decidido poner el Mediterráneo de por medio y montar una sucursal en España para dirigir desde aquí sus negocios sin que les molesten los carabinieri.
Roberto Saviano lo repite una y otra vez: a los corleones les gusta España más que una pizza cuatro estacionesPara ello han fundado empresas legales que les den la apariencia de honrados padres de familia que se pueden permitir un elevado nivel de vida. Los restaurantes de comida italiana son sus preferidos, en una demostración de que les sobra bastante más el dinero negro que la imaginación. Muchos, incluso, se han traído a la familia. Y todos se hacen seguir por una guardia pretoriana que les certifique la tranquilidad en España. Para evitar que esta masificación de mafiosos provoque disputas por un quítate de esta zona que yo llegué antes, los clanes se han repartido la península con un para vosotros Andalucía que yo me quedo de Alicante para arriba que ha evitado que, hasta ahora, hayan tenido que echar mano del ajuste de cuentas para marcar límites.
Los telefoninosEso sí, todos siguen conectados con Italia para mantener con mano firme sus clanes y, en sus ratos libres, dirigen la entrada de la cocaína en Italia a su paso por España. Eso exige dar órdenes, muchas órdenes, lo que explica el gran número de teléfonos móviles que suelen cogerles cuando son detenidos. A Antonio Caiazzo, detenido en enero, cómo no, cuando salía de un restaurante italiano de los alrededores de Majadahonda (Madrid), le cogieron seis. Vicenzo Scarpa, otro capo con morriña gastronómica que había montado una pizzería en otra localidad cercana a Madrid, le encontraron ¡¡¡24!!!. Todos ellos encendidos.
Saviano recordaba en su última visita a Madrid que una leyenda italiana recurrente adjudica la fundación de la mafia, curiosamente, a tres españoles que se asentaron en su país entre los siglos XVII y XVIII. Ahora ellos nos devuelven el favor abriendo aquí sucursales de su Gomorra. Porca miseria.
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