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Guerra de poder o esquizofrenia asociacionista

Las empresas españolas duplican y triplican su presencia en patronales

A. T.

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha dicho en varias ocasiones que el presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, es representante pero afortunadamente no representativo del empresariado español.

Lo dice por la polémica gestión del hombre que dio al traste con Marsans, Air Comet o Seguros Mercurio; pero es curioso que este empresario y sus formas se hayan mantenido al frente de la CEOE (se espera que convoque elecciones este miércoles) en un país donde a las empresas les gusta asociarse y volverse a asociar. De hecho, lo hacen por provincias, por comunidades autónomas y por sectores, y las sectoriales se asocian a su vez a territoriales para desde ahí influir también.

Las sectoriales de mayor tamaño son también socios de territoriales

El esquema organizativo de la CEOE dice que hay agrupaciones territoriales por un lado y agrupaciones sectoriales por otro con representación en la asamblea de la patronal. La tercera pata está formada por Cepyme, la patronal de la pequeña y mediana empresa, que no se integra en ninguna de las otras dos.

Estar en la CEOE equivale a contar con un vocal al menos, con una cuota por esa representación de 9.126 euros al año. Cuantos más vocales se quieran tener, más veces hay que abonar dicha cantidad. Esto da lugar a 818 vocales, en cuyo reparto debería verse quién ostenta el poder en la CEOE. Pero eso es sólo la teoría.

'La compleja realidad organizativa de la CEOE', tal y como describe la patronal su propia estructura en su anuario de 2010, no responde al esquema de poder que se ve aparentemente, en el que destacarían el poder de Cepyme, con 83 vocales con voto en la asamblea; la patronal madrileña CEIM, con 45; la catalana Foment del Treball, con otros 45; la patronal sectorial de la construcción CNC, con 45, y Confemetal, con 30.

Algunas empresas pagan aportaciones individuales para tener más poder

Eso es lo que se ve a simple vista. Acercándose un poco más a la estructura, se observa que Andalucía, por ejemplo, no sólo cuenta con los 24 vocales de la agrupación territorial Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). También hay agrupaciones territoriales por provincias. Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla cuentan cada una con su propia agrupación territorial con una representación total de 20 vocales en la asamblea de la CEOE, lo que da a la autonomía casi tantos votos como Madrid y Cataluña, 44.

El País Valencià, que cuenta con diez vocales de su agrupación autonómica, alcanza una representación de 29 si se suman los de las provinciales.

Bajando aún más al detalle, dentro de las territoriales se repite buena parte del esquema de la CEOE. En la madrileña CEIM, por ejemplo, vuelven a aparecer como asociados la patronal de las empresas de trabajo temporal AGETT (también en la andaluza CEA), la de la electricidad Unesa, la de la banca AEB (que también está en Foment), Farmaindustria o la de telecomunicaciones Aetic, esta última asociada también a la sectorial Confemetal. En la catalana Foment está por ejemplo Confemetal a través de la Unión Patronal Metalúrgica.

Y, además, hay empresas que están a título individual en las agrupaciones sectoriales, territoriales y en la misma CEOE, como por ejemplo El Corte Inglés, Mercadona o Repsol.

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