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Ibarretxe acatará el fallo del Constitucional

Los Gobiernos español y vasco creen que el tribunal tumbará la consulta // El tripartito prepara elecciones para febrero

 

MANUEL RICO

No vamos a montar urnas con cajas de zapatos. Esta frase de un colaborador de Juan José Ibarretxe explica de forma gráfica la postura del Gobierno vasco: si el Tribunal Constitucional tumba la consulta, el lehendakari acatará el fallo. Lo contrario sería incumplir la legalidad. Y si nosotros pedimos a Madrid que cumpla el Estatuto de Gernika, no podemos luego saltarnos a la torera un fallo judicial. No vamos a echarnos al monte, añaden fuentes próximas a Ibarretxe.

La batalla está, por tanto, en el Constitucional. Y tanto el Gobierno español como el vasco coinciden en su pronóstico sobre el fallo de dicho tribunal: considerará que la ley aprobada ayer por el Parlamento de Vitoria es inconstitucional.

Argumentos encontrados

Eso sí, las razones que aducen son muy diferentes. En Moncloa aseguran que la consulta es claramente ilegal ya que se trata en realidad de un referéndum disfrazado, cuya celebración requiere la autorización previa del Estado, que ni Ibarretxe ha pedido ni Zapatero hubiese concedido. En el tripartito vasco alegan que los tribunales están cada vez más politizados y es impensable que los doce magistrados del Constitucional, elegidos casi todos a propuesta de PSOE y PP, se desmarquen de los dos partidos mayoritarios.

Una vez que la consulta sea abortada por vía judicial, quedará fijar fecha para las elecciones autonómicas. En el Gobierno vasco han barajado dos fechas: noviembre de este año o febrero del año próximo. La primera tiene para los partidos que forman el tripartito la ventaja de que el fallo del Constitucional estará muy reciente, y dado que buena parte del electorado vasco no comparte que se prohíba la consulta, ello podría movilizar voto a favor de PNV, EA y Ezker Batua.

Sentencia en campaña

Sin embargo, los tres partidos han trasladado a Ibarretxe otros dos argumentos de peso para posponer las elecciones hasta febrero de 2009. Primero, que las tres formaciones han vivido recientemente luchas internas y necesitan tiempo para rebajar la tensión; y, segundo, que en otoño se podría producir el juicio y la sentencia del caso Ibarretxe el lehendakari está procesado por dialogar con Batasuna y no se quieren arriesgar a que en plena campaña electoral el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco inhabilite al candidato nacionalista.

Así que, a pesar de que diferentes miembros del Gobierno vasco siguen defendiendo la fecha de noviembre, en los tres partidos se da por seguro que las elecciones se celebrarán a principios de 2009. Esta misma semana, dirigentes del PNV han defendido públicamente que no se adelanten los comicios.

Antes, los dos principales partidos del tripartito tendrán que tomar una decisión importante: si vuelven a concurrir en coalición o si PNV y EA se presentan por separado. Fuentes de dichas formaciones consideran que, con Ibarretxe de candidato, todo apunta a que volverán a ir coaligados. Pero en el PNV no quieren dar a EA siete puestos fijos de diputados, como ocurrió en 2005, ya que entienden que su fuerza electoral es mucho menor.

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