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Un íntimo Casanova declama en París su pasión por la libertad

EFE

Icono de la seducción y maestro de la intriga, Giacomo Casanova se retiró triste y cansado al ocaso del siglo XVIII al castillo de Dux, en la actual República Checa, donde redactó unas memorias en las que plasmó su "pasión por la libertad".

Ese es el punto de partida que propone la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) en la muestra dedicada al célebre veneciano y en la que se expone por primera vez el manuscrito "Historia de mi vida", que Casanova (1725-1798) legó a la posteridad, explicó hoy a Efe la comisaria de la muestra, Corinne Le Bitouzé.

Es también la exhibición de uno de los últimos trofeos de esa majestuosa biblioteca parisina, que financió la compra del original gracias a una aportación anónima de siete millones de euros.

A través de sus 3.700 páginas, escritas con cuidada letra cursiva y en francés, el afamado conquistador narra sus vicisitudes a lo largo y ancho del continente europeo, donde fue a la vez "aventurero, jugador, seductor, un poco espía, masón, alquimista, ladrón o viajero", entre otros muchos epítetos que acompañan su recuerdo, destaca Le Bitouzé.

El manuscrito es "una enciclopedia" del Siglo de las Luces narrada a través de las aventuras de uno de los personajes con mayor magnetismo de su época.

Aunque su nombre ha quedado anclado en la cultura popular por las numerosas aventuras amorosas que protagonizó -en el manuscrito suman un total de 122-, Casanova fue también un literato que hablaba latín y griego y que se atrevió a traducir la Iliada.

Amante del juego, que llegó a ser su sustento básico, destacó al mismo tiempo como un emprendedor que nunca pasaba por alto ocasión para cultivar las relaciones en la alta sociedad, donde también aprovechó para hacer valer sus dotes de espía.

Así ocurrió, escribe Casanova, en Dunkerque, donde redactó un informe secreto sobre el Estado de preparación de la flota que Luis XIV estaba construyendo, tras haberse introducido en el círculo cercano de la marquesa de Pompadour.

Años más tarde, espió para los inquisidores venecianos, los mismos que le mandaron encarcelar 19 años antes. Casanova se encontraba en apuros financieros y recurrió a la venta de informaciones para salir del paso, algo recurrente en su vida, recuerda Le Bitouzé

A las mujeres, sin embargo, no las cortejaba por dinero sino por amor ya que "caía enamorado profundamente de las que se encontraba", comenta la comisaria, evocando tanto el físico como el refinamiento extremo de Casanova como armas de seducción.

"Casanova medía 1,85 metros, era bastante bello, de tez oscura y, sobre todo, fue un hombre en movimiento, muy enérgico", resume la experta en la obra del italiano.

Su primer gran amor, una francesa llamada Henriette y huida de un matrimonio de conveniencia, atestigua del carácter galán de Casanova, quien le compró todo un ajuar tras encontrarla vestida de hombre en un estado de desamparo.

No todos los encuentros fueron tan novelescos, ya que Casanova frecuentaba también a prostitutas, y al menos en una ocasión tuvo relaciones homosexuales, en Estambul, tal y como lo describe en su manuscrito.

En España, donde realizó un viaje accidentado con dos estancias en la cárcel, descubrió las corridas de toros y el fandango, y tuvo dos grandes encuentros femeninos: Doña Ignacia y la italiana Nina Bergonzi ("La niña"), quien le mostró el "camino más oscuro del vicio", y por quién pasó 42 días recluido en Barcelona, añade la comisaria.

"Los celos de los hombres españoles le sorprendieron mucho", subraya Le Bitouzé, para quien sus vivencias en España y Londres fueron "las menos brillantes", de cuantas experimentó en los 67.000 kilómetros que recorrió en su vida.

Pese a la narración de sus vivencias en un tono extremadamente erótico, Casanova está a las antípodas del marqués de Sade, un escritor que le fue contemporáneo pero al que nunca llegó a conocer.

"La diferencia entre ellos dos es que Sade es un personaje del encierro, mientras que Casanova es todo lo contrario. Cuando estaba recluido, su único objetivo era huir", aclara Le Bitouzé, en referencia a su evasión de la prisión de "Los Plomos" en Venecia.

La prueba es que escribió con su puño y letra: "He amado mujeres hasta la locura, pero antes que a ellas siempre he preferido mi libertad".

Por Mario Roehrich.

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