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El Lebrijano presenta en Esauira su fusión personal de ritmos flamencos y árabes

EFE

El cantaor Juan Peña "El Lebrijano" lleva esta noche a la localidad marroquí de Esauira un espectáculo en el que entrelaza la música árabe con la flamenca y que resulta en una fusión de culturas de la que asegura sentirse "muy orgulloso".

Considerado como una de las figuras más renombradas de la música calé, subrayó antes del inicio de su actuación en el Festival de las Andalucías Atlánticas que acudía a esta cita con la voluntad de ofrecerle al público "algo ligerito" en los poco más de noventa minutos que estará sobre el escenario.

El tangerino Faical le acompaña con el violín, mientras que del piano y parte de las voces se ocupa el también marroquí Redouan Kourrich, de la guitarra se hace cargo el español Pedro María Peña, de la d'arbouka Youssef Bou-oud, de la percusión Agustín Henke y de los coros y las palmas Juan Reina y Sergio Romero "Morenito de Coria".

Bajo la carpa instalada sobre la plaza de Bab El Menzeh se podrán escuchar parte de las piezas que este gitano nacido en Lebrija en 1941 grabó con Faical en 2005 en su disco "Puertas abiertas", con el que ambos pretendieron enviar a través de la música un mensaje a favor de la convivencia y del hermanamiento.

"La música es una buena manera de unir culturas. Tiene un componente espiritual que amansa y abre puertas, porque no es un arma maligna, sino una buena que llega a los corazones. Es un diálogo que se entiende en todas las culturas", señaló El Lebrijano en una entrevista con Efe.

Este gitano nacido en el flamenco puro reiteró por ello no sentirse afectado por quienes le reprochan conjugar esa ortodoxia con experimentos llevados a cabo con artistas y ritmos como los árabes, búlgaros o mongolos.

"Me he tenido que tragar todas las críticas, pero gracias a que no les he echado cuentas esto perdura. Se ha vendido de esta música más que de todos los discos del flamenco porque se vende en el mundo entero, lo cual está abriendo un mercado extraordinario", alegó el ahijado de "La Niña de los Peines".

"El flamenco no pierde nada de su esencia, ni tampoco la música andalusí. El flamenco es el flamenco. Lo único que pasa -afirmó- es que el que lo conoce puede hacer con él lo que quiera, dentro del bien, y el que no lo sabe no sabe qué hacer y critica".

El artista, considerado el mayor heredero moderno de la tradición gitano-andaluza y miembro por vía materna de una familia gitana y cantaora de abolengo, la de Perrate de Utrera, explicó además sus esfuerzos por que sus canciones sean capaces de llegar a los espectadores tanto a través de la música como de su contenido.

"Me preocupo por las letras para que el flamenco no sea sólo música, sino que diga algo más y vaya bien acompañado", indicó El Lebrijano, que ostenta el título de Excelentísimo Señor tras la obtención en 1997 de la Medalla de Oro al Trabajo de parte del Ministerio de Cultura.

Ese interés quedará reflejado en su próximo trabajo, un disco que empezará a preparar a primeros del año que viene y que bajo el título de "Cuando El Lebrijano canta se moja el agua", frase que utilizó para definirle el escritor Gabriel García Márquez, realizará una adaptación musical de parte de la vasta bibliografía de ese autor colombiano.

"Para hacer eso hay que estar loco, la adaptación de sus novelas es complicadísima", afirma quien lleva ya más de 50 años sobre los escenarios y 36 álbumes publicados fruto de una larga carrera que le ha valido el reconocimiento de los entendidos y la aprobación de los profanos.

Tras la finalización de lo que se presenta como un ambicioso trabajo y ardua tarea el cantaor se ha marcado un nuevo disco y dos años de plazo para retirarse de las grabaciones, "que no del cante", porque la extensión de su trayectoria hace que ya casi no sepa "ni qué música coger".

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