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Leipzig y Múnich rinden un doble homenaje a Neo Rauch en su 50 cumpleaños

EFE

El artista alemán Neo Rauch se ha convertido en la estrella del panorama museístico germano, con una doble retrospectiva organizada en su 50 cumpleaños, un homenaje poco común en alguien tan joven pero reflejo de su trascendencia internacional.

"Neo Rauch. Acompañante" se desdoblará en el Museum der bildenden Künste de Leipzig (este de Alemania), ciudad natal del artista, y en la Pinakothek der Moderne de Múnich (sur del país), a partir del domingo.

"Quien quiera percibir el cosmos completo que supone la obra de Rauch tendrá que visitar las dos exposiciones", explicó en un encuentro con la prensa extranjera el director del museo de Leipzig, Hans-Werner Schmidt, para quien la duplicidad de la muestra es prueba de la importancia de Rauch para "la historia del arte".

La doble exposición de Rauch se inaugurará el domingo en Leipzig -el día en que cumple 50 años- y dos días después, en Múnich.

Schmidt destacó que las cinco décadas de vida del artista son el "momento ideal para mirar atrás" -las muestras repasan de 1993 a 2010- pero insistió en que el cumpleaños no es la "excusa" de la doble exposición sino el talento "extraordinario" de Rauch, que ha colaborado con ambos museos para la doble retrospectiva.

El artista explicó que las 60 obras del museo de Leipzig -que se completan con otras 60 en Múnich- suponen un reencuentro con sus "niños" y le permite constatar la "libertad creadora" de la que ahora disfruta "rayana en el anarquismo extremo" y que es fruto del "flujo evolutivo" de toda su obra y no de una revolución.

"Mentalmente me siento como si tuviera entre sesenta y setenta años pero físicamente, soy un chaval de veinte", afirmó e insistió en que para pintar debe despertarse al niño de ocho años que todos llevamos dentro.

"En mi taller no puedo ser un adulto. No debo", apuntó Rauch quien bromeó con su éxito internacional en Estados Unidos, donde sus obras son muy codiciadas, y lo atribuyó "probablemente a mi debilidad formal" como pintor.

"Posiblemente en Francia y en España no sabe nadie quién soy", apuntó.

Admirador de Francis Bacon, Georg Baselitz y Max Beckmann, Rauch ha "transportado la historia de la pintura figurativa del siglo XX al presente", según reza el catálogo de la Pinakothek der Moderne que, al igual que el museo de Lipzig, ha recurrido a obras propias y otras cedidas por colecciones privadas para componer su mitad de la retrospectiva.

La calidad formal de las obras entroncan con la visión onírica y surrealista del pintor, quien enlaza planos, sensaciones y escenas aparentemente desvinculadas en composiciones de amplio colorido y gran formato, salpicadas de desasosiego y cercanas a lo absurdo.

Escenarios tormentosos, personajes angustiados y atmósferas densas y surreales definen gran parte de las sesenta obras que exhibirán a partir del domingo el Museum der Bildenden Künste de Leipzig.

"Me pinto a mí en el mundo pero no necesariamente en el momento actual", señaló y agregó que es una "ironía del destino" que se le considere precursor de ningún estilo común cuando su intención artística siempre fue trabajar sobre un "sedimento" absolutamente personal.

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