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Luis Goytisolo dice que "nunca he sabido lo que escribían mis hermanos"

EFE

Luis Goytisolo es el menor de tres hermanos escritores y, de niño, siempre se llevó mejor con Juan que con José Agustín por cuestión de carácter. Pero a medida que pasaba el tiempo los tres se fueron distanciando, hasta el punto de que el autor de "Antagonía" reconoce que no había "la más mínima comunicación" entre ellos.

"Nunca he sabido lo que escribían mis hermanos ni ellos lo que hacía yo", afirma en una entrevista con Efe el novelista, que en su nuevo libro, "Cosas que pasan", evoca episodios de su infancia y juventud para ilustrar las reflexiones que hace a lo largo de la obra sobre la influencia de lo aleatorio en la vida de cada uno, el papel de lo afín y de lo antagónico y la relación entre vida erótica y creación.

Publicado por Siruela, "Cosas que pasan" es un libro de tintes autobiográficos, aunque también hay lugar para la fábula en sus páginas, y pertenece a esa "literatura con mayúscula" que Luis Goytisolo (Barcelona, 1935) persigue en cada una de sus obras y que con frecuencia escasea en los "best sellers", tan de moda.

"A mí no me atrapan en absoluto los best sellers, porque no revelan nada. La buena literatura es la que concierne de alguna forma al lector y le ayuda a descubrir algo que le afecte, a nuestra sociedad o a la humanidad entera", afirma el escritor.

No obstante, el autor de "Las afueras" asegura que hay "literatura de género totalmente respetable", como la de Patricia Highsmith o John Le Carré, cuyos libros él ha leído "con interés". Pero "son de entretenimiento, no te atañen a ti", agrega.

En su nueva obra, que el autor presentará el próximo sábado en el "Hay Festival Segovia", Goytisolo recrea el entorno que condicionó sus primeros años y el proceso de autodefinición que realizó hasta encontrar su camino, y reflexiona sobre las circunstancias que influyeron en la creación de sus distintos libros, su militancia política, los meses que pasó en la cárcel y la repercusión que la sexualidad tiene en su obra.

En definitiva, "Cosas que pasan" es "una indagación sobre el yo" y su relación con el universo. Y los interesantes elementos autobiográficos que encierra evocan otra novela de Goytisolo: "Estatua con palomas", que reedita ahora Siruela y que ganó el Premio Nacional de Narrativa en el 92.

La infancia de los Goytisolo estuvo marcada sin duda por la ausencia de la madre, que falleció durante un bombardeo de la Guerra Civil justo el día en que Luis cumplía tres años. El escritor no guarda "ningún recuerdo" de ella, probablemente por "un mecanismo de defensa" que hizo que "un sentimiento de rechazo de la compasión ajena, casi de vergüenza, se impusiera al dolor" que aquella muerte le producía.

Entre el humor y la confidencia, Goytisolo cuenta en el libro que en el parvulario se reveló "como un gran comunicador", pero que, al pasar al colegio, perdió esa facultad "para siempre", y rememora que, de niño, siempre tuvo "un mayor entendimiento" con su hermano Juan que con José Agustín, el poeta de la familia, fallecido en 1999.

Pero con el tiempo se fueron distanciando los tres, y Goytisolo le dice a Efe que hubo "una separación total" y que ninguno de ellos "estaba al tanto" de lo que escribían los otros dos.

"No nos leíamos unos a otros ni yo les contaba lo que pensaba escribir ni lo que hacía en cada época. No había la más mínima comunicación". "La excepción -añade- era José Agustín, que a veces leía algún poema cuando le salían redondos; pero la prosa es otra historia".

Goytisolo atribuye ese distanciamiento al "espíritu de independencia" que tenían los tres hermanos. "No queríamos ni comentar ni vernos influidos. Cada uno llevaba su vida", asegura.

El autor habla también de sus relaciones con otros escritores. Con Martín Santos, por ejemplo, "hubo un inmediato entendimiento", pero Juan Benet, a quien Goytisolo apreciaba "más" como escritor, "siempre se mantuvo distante".

De José Ángel Valente era "realmente amigo", pero "un malentendido" los distanció temporalmente. Con Carlos Barral nunca llegó a entenderse "del todo", porque encontraba su personaje público "teatral, retórico y caprichoso".

Y en cuanto a Carmen Balcells, la agente literaria, el "divorcio vino provocado" porque "se comportaba como una madre posesiva". "Yo hubiera querido quedar como buen amigo de ella", concluye.

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