Este artículo se publicó hace 15 años.
Maliense Rokia Traoré cantó con karma en el Festival La Mar de Músicas
Si hay voces que se reencarnan con karma para cantar ésa es una voz como la de la maliense Rokia Traoré, que esta noche ofreció un concierto sobre el escenario al aire libre del Parque de Artillería, en el centro de Cartagena (Murcia), dentro del festival La Mar de Músicas.
La artista llenó de tonos una velada en la que decrecía pausadamente la luna llena mientras ella lanzaba versos en bambara y malinké -dos idiomas del África Occidental- y entremedias tuvo tiempo para dirigirse al público en francés.
El inglés hizo acto de presencia en "The man I love" (El hombre al que amo), canción de los hermanos Gershwin que dedicó a la leyenda del jazz Billie Hollyday, y que arranca de la gira titulada "Billie and me" (Billie y yo) que llevó a cabo con las cantantes estadounidenses Fontella Bass y Dianne Reeves.
También rindió homenaje a la surafricana Miriam Makeba, una auténtica estrella en África, con la interpretación del clásico "Pata Pata". Antes había cantado temas como "Yaafa N'ma", "Aimer", "Dianguina", "Zen", "Dounia", "Yankadi", "Tounka" y "Kotedon".
Rokia Traoré (Bamako, Mali, 1974) trasmitió una fuerza a través de su voz y del movimiento de su cuerpo sobre el escenario que en contadas ocasiones se siente y presiente.
En el recital, sus tonos se difuminaban con el resto de los instrumentos. Cantó y tocó la guitarra acústica acompañada de su grupo: Mamah Diabate, en el n'goni -guitarra rústica de pequeño tamaño-; Adma Kone, guitarra; Christophe "Disco" Minck, bajo; Naba Traoré, coros, y Emiliano Turi, batería.
Rokia Traoré, en sus once años de carrera, ha producido sólo cuatro discos y en el penúltimo estuvo acompañada por el Kronos Quartet, uno de los más prestigiosos cuartetos de cuerda de la música contemporánea, con el que se presentó en directo en París.
El uso de las cuerdas acústicas y eléctricas es una innovación en su recital en el que los silencios, los gestos con la boca y las palabras se combinan aportando aire fresco a la tradición maliense en la forma de cantar y a ritmos que se retroalimentan del blues y de otras tradiciones musicales afroamericanas.
Y todo ello ha hecho vibrar al público que llenó el patio del Parque de Artillería con esta cantante que ya debutó en 2001 en la séptima edición de La Mar de Músicas, cuando Mali era el país invitado y actuaron entonces grandes figuras como Salif Keita y Amadou y Mariam, que han trabajado últimamente con Manu Chao.
Para muchos críticos de las músicas del mundo el último disco de Traoré, "Tchamanché" -equilibrio, en bambara-, es uno de los mejores discos del año pasado y está dedicado al gran músico maliense Ali Farka Touré ya fallecido.
De etnia bambara, esta hija de un diplomático, que era aficionado al saxo y vivió en Europa, Oriente Próximo y Medio, se dió a conocer en 1997 en un festival galo de Angulema. La compararon entonces con la cantante estadounidense Tracy Chapman.
Rokia Trouré es un ejemplo de los cambios que ocurren en Mali -el Mali moderno- y de la defensa que abandera ella de que la libertad de las mujeres empezó con su generación.
Como música es una de las jóvenes promesas de la escena contemporánea francófona del África Occidental que habla abiertamente -como lo hizo en el concierto- de la inmigración de los africanos que es, en palabras suyas, "un problema en Europa y un drama para África".
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