Los manifestantes antigubernamentales que exigen en las calles de Bangkok la disolución del Parlamento de Tailandia, mantuvieron hoy las primeras refriegas con las fuerzas de seguridad en el centro de la capital tailandesa.

Un destacamento policial llegó a la intersección del corazón de la ciudad en que están atrincherados los manifestantes con cuatro furgones para detener a sospechosos, pero los "camisas rojas", como son conocidos los seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, formaron una barricada para detenerlo.

Los manifestantes y las fuerzas de seguridad forcejearon durante cerca de 30 minutos, hasta que un escuadrón del Ejército acudió al lugar y los policías pudieron retirarse.

Uno de los cabecillas de las protestas, Natthawut Saikua, volvió a reclamar a sus seguidores de todo el país que acudan a Bangkok de inmediato y se reúnan en el centro comercial que han tomado desde el sábado para aumentar la presión sobre el Gobierno.

Este llamamiento tuvo lugar después de que el Centro para la Administración de la Paz y el Orden, organismo especial creado por el Ejecutivo para supervisar la seguridad durante la campaña de protestas, mandara al Ejército prepararse para disolver por la fuerza la manifestación.

En caso de que esto ocurra, los manifestantes anunciaron que marcharán a la sede del oficialista Partido Demócrata y a la casa del primer ministro, Abhisit Vejjajiva.

El Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura acusa al Gobierno del primer ministro de Vejjajiva de ser ilegítimo porque no salió de las urnas, sino de alianzas parlamentarias, y quiere que se disuelve el Legislativo este mes y se convoquen elecciones anticipadas.

La última serie de movilizaciones antigubernamentales arrancó a mediados de marzo, cuando congregaron 100.000 personas, y ha continuado desde entonces en Bangkok.

El primer ministro tailandés ha ofrecido disolver el Legislativo en diciembre, durante dos rondas de negociaciones con tres dirigentes de los "camisas rojas" que se celebraron hace dos semanas y que fueron retransmitidas en directo por las cadenas de televisión estatales.

El Frente Unido rechazó la oferta de las autoridades por considerar el ofrecimiento una maniobra para ganar tiempo.

Hasta la fecha, las manifestaciones han transcurrido sin violencia, si se descuentan más de una veintena de granadas y artefactos explosivos arrojados contra edificios públicos, cadenas de televisión y cuarteles que han causado heridos y daños materiales, pero no muertes.

Tailandia atraviesa una profunda crisis política fruto de la disputa entre los seguidores y detractores de Shinawatra, que desembocó en la asonada del 2006.

Shinawatra vive en el exilio desde entonces y fue condenado en 2008 a dos años de prisión por corrupción.