Los resultados de las elecciones en Castilla y León reverberan en la esfera del Partido Popular. El líder del partido en la región y candidato a la reelección como presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se ha mostrado reacio a formar gobierno con Vox y no ha dudado en afirmar que, en materia de igualdad entre hombres y mujeres, no dará "ni un paso atrás".

Sin embargo, las cuentas no le salen a Mañueco. Para ser investido necesita el apoyo de los 13 procuradores de Vox o una abstención del PSOE que parece remota. El líder de la ultraderecha en la región, Juan García-Gallardo, ya advirtió este lunes de que no iba a regalar sus votos y que Vox exigirá formar parte del nuevo Ejecutivo autonómico.

Lo ha hecho en su alocución ante la Junta Directiva Autonómica del PP, un escenario en el que Mañueco ha querido subrayar que no tiene previsto plantearse "líneas rojas" en las conversaciones que tiene previsto llevar a cabo con las diferentes formaciones políticas.

Si bien Mañueco ha establecido una serie de "grandes principios" que considera "no negociables", como son la igualdad, el modelo autonómico, la cohesión territorial, la integridad autonómica y la integración en Europa.

El líder regional ha hecho hincapié en que su objetivo es el de un gobierno en solitario que sea "fuerte y estable" y que no tiene por qué ser "necesariamente de coalición". Además, Mañueco ha avisado al partido de la ultraderecha –que ha cosechado 13 procuradores– de que no es el momento de hablar "de sillones".

Por último, el presidente autonómico del PP ha prevenido a los suyos del "ruido" externo y ha pedido aplicar "serenidad y tranquilidad", para mantener la "guía" en el "interés general" de los ciudadanos de Castilla y León "por encima de todo y de cualquier cosa".