Público
Público

Una medusa invasora llega a la costa española

Mnemiopsis es inofensiva para el hombre, pero es una calamidad ecológica

SERGIO ROSSI

Tiene el aspecto de una pequeña medusa, aunque en realidad se trata de un ctenóforo. Mnemiopsis leidyi, un miembro del plancton gelatinoso, se ha asentado oficialmente en el Mediterráneo. Científicos del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) de Barcelona han confirmado la llegada de esta especie invasora el pasado verano a las costas españolas, donde han alcanzado densidades a veces muy elevadas en zonas como Denia, Salou o Mataró.

A través del proyecto Medusa de la Agencia Catalana del Agua, que sólo en el litoral catalán coordina la información sobre presencia de medusas en 69 municipios y más de 300 playas, las investigadoras Verónica Fuentes y Dacha Atienza han verificado la presencia de este organismo que ya se había detectado en las costas de Israel e Italia en años anteriores. Su origen se ubica en la costa atlántica de América, pero en 1980 llegó al mar Negro.

Su aparente gracilidad y pequeño tamaño no sobrepasa los 12 cm. de longitud engaña, pues es un voraz depredador que consume pequeños crustáceos y larvas de peces. 'La capacidad de establecerse de estas especies invasoras se debe a la sobrepesca', comenta Fuentes en la revista Aquatic Invasions, 'al desaparecer sus depredadores y aumentar el zooplancton que pueden consumir por ausencia de competidores'.

Se trata de un organismo muy adaptable a diferentes condiciones ambientales, pudiendo soportar un rango de temperaturas de los 0ºC a los 30ºC y una salinidad del 2 por mil al 38 por mil. 'Suele vivir a poca profundidad', afirma Atienza, 'entre los dos y treinta metros; hemos detectado densos bancos agregados desde la rompiente de las playas hasta más allá de 200 metros mar adentro'.

Esta medusa es inofensiva para el hombre, pero ha demostrado serias repercusiones en los stocks de pesca, sobre todo cuando carece de depredadores como otros miembros del plancton gelatinoso o peces de pequeño tamaño. En el mar Negro, su llegada y rápida proliferación a principios de los ochenta fue devastadora cuando coincidió con la sobrepesca de la anchoa, depredadora de sus larvas, lo que facilitó la proliferación de Mnemiopsis hasta los 400 individuos por metro cúbico. En el mar Caspio, Báltico y mar del Norte, donde también se ha detectado, tuvo serias repercusiones para la cadena alimentaria y la supervivencia de los stocks de peces pelágicos.

La masa gelatinosa también amenaza las infraestructuras marinas. En la costa de Israel, una plaga de estos ctenóforos taponó los conductos de una planta desalinizadora que abastece de agua potable a muchas comunidades del litoral, lo que provocó graves restricciones en el suministro.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias