Este artículo se publicó hace 16 años.
México promete continuar la lucha contra el narcotráfico
El presidente Felipe Calderón ha afirmado que México no detendrá su campaña contra los cárteles de la droga a pesar del asesinato de ocho militares, que fueron decapitados en el mayor ataque que ha sufrido el Ejército desde que inició hace dos años su lucha contra el narcotráfico.
La policía encontró el domingo los cuerpos de nueve hombres decapitados en el sureño estado de Guerrero, de los que ocho eran militares y el noveno un ex mando policial.
Las nueve cabezas se encontraron dentro de una bolsa abandonada en un centro comercial de Chilpancingo, la capital del estado, mientras que los cuerpos se hallaron en una autopista en las afueras de la ciudad.
"Estamos decididos a llevar esta lucha en todas sus consecuencias, a la violencia del crimen responderemos con la acción firme del Estado", dijo el lunes Calderón, que llamó héroes a los ocho militares, entre los que había un capitán y tres sargentos.
La Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía federal) dijo más tarde en un comunicado que siete personas detenidas el sábado en Teleoloapan, también en Guerrero, podrían estar relacionadas con los asesinatos de los militares.
Los hombres fueron detenidos tras un enfrentamiento con soldados, según el comunicado.
El Ejército ha sido el pilar de la campaña lanzada por Calderón contra las bandas del narcotráfico desde que asumió la presidencia, en diciembre de 2006.
En ese tiempo, el Gobierno ha desplegado decenas de miles de militares y policías federales en diversas zonas del país para enfrentarse a las violentas bandas de narcotraficantes.
MEXICO TOMA EL LUGAR DE COLOMBIA
En lo que va de año, la violencia generada por traficantes de drogas en su afán por controlar territorios ha dejado más de 5.300 muertos, más del doble de los registrados en 2007.
"No daremos un paso atrás en esta lucha ni habrá tregua ni cuartel para los evidentes enemigos de la patria", añadió el presidente durante un discurso en una ceremonia en la capital mexicana.
Mientras, funcionarios y altos mandos del Ejército rindieron un homenaje póstumo en Chilpancingo a los ocho militares asesinados.
No está claro qué cártel de la droga es el responsable de las decapitaciones de los militares.
Los cárteles mexicanos están ocupando de forma gradual el lugar de las bandas colombianas, que en las últimas décadas dominaron el tráfico internacional de la cocaína y en la actualidad prefieren asumir papeles más discretos o explotar las rutas a Europa.
"Ya no queda ningún grupo de narcotraficantes en Colombia que crea poder enfrentarse al Estado. Los cárteles en México actualmente piensan que pueden hacerlo", dijo a Reuters un alto cargo de la DEA estadounidense con base en Colombia.
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