La ministra de Cultura de España, Ángeles González-Sinde, ha destacado hoy la "obra formidable" del arquitecto español Félix Candela, que vivió gran parte de su vida exiliado en México, al inaugurar un coloquio sobre su legado.

Candela, nacido en Madrid en 1910, llegó a ser capitán de ingenieros en el Ejército de la República durante la Guerra Civil y, después de pasar un tiempo en un campo de concentración de Perpignan (Francia), llegó en barco a México para vivir exiliado.

"Félix Candela no abandonó su patria por voluntad, sino para huir de una dictadura asfixiante", ha recordado González-Sinde en la apertura del coloquio en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Aunque el arquitecto "tuvo que cambiar sus paisajes y sus gentes", en México "dio forma a una obra formidable" tanto en su capital como en otros lugares del país, ha recalcado la ministra.

En la misma ceremonia, el secretario de Desarrollo Urbano del Gobierno defeño, Felipe Leal, ha hecho un recuento de las principales obras de Candela en México y comparado su caso con el del cineasta Luis Buñuel, que también vivió exiliado en ese país, donde murió en 1983.

Candela, considerado como el arquitecto más importante del exilio español, destacó por sus estructuras laminares de hormigón armado, conocidas popularmente como "cascarones".

Su utilización le granjeó el sobrenombre de "mago de los cascarones", estructuras que destacaban por su economía, su sencillez en el cálculo y su flexibilidad.

Su influencia traspasó fronteras y creó escuela. Trabajó con arquitectos de todo el mundo e impartió clases en la Universidad de Illionis, en Estados Unidos, donde murió poco antes de cumplir los 88 años, el 7 de diciembre de 1997.

Entre sus obras en México destacan el Pabellón de Rayos Cósmicos en la Ciudad Universitaria de México y el Palacio de los Deportes de los Juegos Olímpicos de 1968.

González-Sinde, además de abrir el coloquio de Candela, inaugurará esta noche la casa donde vivió y murió Buñuel, que será convertida en un centro cultural. EFE