Este artículo se publicó hace 15 años.
La moda española y Penélope Cruz, grandes estrellas de la noche del cine
La Academia de Cine pretendía que la XXIII edición de los Premios Goya se convirtiera en un escaparate de la moda española, aunque finalmente, los diseños de Devota & Lomba, Juanjo Oliva o Anibal Laguna, han tenido que competir en glamour con espectaculares modelos de Dior, Carolina Herrera o Chanel, ésta última, la opción elegida por Penélope Cruz.
Carmen Machi, como buena maestra de ceremonias, era la primera en hacer su entrada en el Palacio de los Deportes de Madrid, que había desplegado para la ocasión su ya habitual alfombra verde y donde desde hacía horas se había colado ya un invitado desagradable: las goteras.
Así, esquivando la lluvia y atendiendo a los cientos de periodistas, Machi, vestida con un elegante y escotado vestido dorado, obra de Lorenzo Caprile, agradecía emocionada a la Academia de Cine la oportunidad de presentar los Goya y "compartir la alegría de muchos compañeros".
Tras ella, aparecían los componentes de Muchachada Nui, dispuestos a poner el toque de humor a la gala con los vídeos -"chorradas como pianos", explicaban- elaborados para la ocasión.
Manuela Velasco, nombrada actriz revelación en la pasada edición de los Goya, era también una de las más "madrugadoras" vestida por Dior en color negro, un tono también elegido por una escotada María Botto, que había elegido para la ocasión al diseñador Juanjo Oliva.
Pero el negro, uno de los colores que siempre abundan en este tipo de actos, tuvo como contrapunto los coloridos modelos escogidos por otras de las actrices que acudieron a la ceremonia, así como por la presidenta de la Academia, Ángeles González-Sinde, quien vestida de Devota & Lomba, aprovechaba su paso por la alfombra para alabar a la presentadora de la gala.
"Se va a convertir en un clásico de los Goya", vaticinaba González-Sinde, quien preguntada por las posibilidades de llevarse a casa el Goya al mejor guión adaptado, prefería elogiar a otro de los finalistas, el fallecido Rafael Azcona. "Se merece todos los Goya del mundo", subrayaba.
Goya Toledo era, tras González-Sinde, una de las más aclamadas a su entrada, tanto por el Dior dorado que vestía como por su amistad con Penélope Cruz, de la que simplemente dijo: "Me gustaría que se lo llevara".
Y aunque los modistos internacionales pusieron el listón alto en cuando a glamour, buena prueba de ello fue también el vestido crudo con adornos florales diseñado por Carolina Herrera para Belén Rueda, las actrices que se decantaron por la moda española brillaron también con luz propia.
Olivia Molina, con un vestido de inspiración griega, de Elio Benhayer, Leticia Dolera, de Josep Font, o Verónica Echegui, de negro por Juanjo Oliva, fueron dos de las actrices más admiradas de la noche.
Echegui, candidata al Goya como mejor actriz protagonista por "El patio de mi cárcel", estaba "histérica" -confesaba-, y también "contenta" por repetir en los Goya tras el galardón recibido por "Yo soy la Juani".
Por su parte, Belén Rueda, "muy tranquila" al no encontrarse en la cuerda floja, hablaba ante los medios de su nuevo proyecto a las órdenes del director novel Óscar Santos, "El mal ajeno".
Juan Antonio Bayona, realizador que encumbrara a Rueda con "El orfanato" también aprovechó su paso para adelantar su próximo trabajo, en cuyo guión está trabajando: "una película de suspense sobre una epidemia de odio".
En el apartado masculino, la mayoría de los actores fueron fieles al esmoquin negro, caso de Javier Cámara -de terciopelo- o de Álex de la Iglesia -quien confesaba haber alquilado el suyo-.
La nota de color vino como de costumbre de manos de José Corbacho, quien vestido de terciopelo morado, adelantaba que con su próxima película, cuyo título provisional será "Casual", girará hacia la comedia romántica.
Benicio del Toro, ilusionado por la posibilidad de recibir un premio de "un país con la misma lengua materna", hacía su entrada tras el equipo de "Sólo quiero caminar", y competía en ovación con Penélope Cruz, que minutos antes había paseado su emoción y su vestido de encaje negro, obra de Chanel, ante los espectantes periodistas.
El equipo de "Los girasoles ciegos" -sin Maribel Verdú, que se incorporaba tras terminar la representación teatral "Un Dios salvaje" durante el discurso de González-Sinde - llegaban en grupo y los últimos, encabezados por José Luis Cuerda que aseguraba que, de ganar, el Goya se lo dedicaría a Azcona.
Minutos antes el ministro de Cultura, César Antonio Molina, manifestaba que "los Goya son una plataforma de difusión del cine español, que esperemos que con esta gala inicie un año de éxitos".
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