En apenas una semana se han apagado las vidas de Heath Ledger y Brad Renfro, dos jóvenes actores con gran proyección de Hollywood, cuyas trágicas muertes evocan las de mitos del cine como James Dean, o en menor medida, River Phoenix.

Fama y dinero son ingredientes habituales en la receta del éxito de Hollywood, pero como la historia se empeña en demostrar, algunos de quienes lo saborean no logran asimilar su trascendencia y acaban siendo devorados por sus propias sombras.

El actor estadounidense Brad Renfro, quien a la temprana edad de 12 años sorprendió a propios y extraños por su gran complicidad en pantalla junto a Susan Sarandon y Tommy Lee Jones en "The Client", fue encontrado muerto en su hogar de Los Ángeles el pasado día 15 en circunstancias todavía no aclaradas.

El joven intérprete, que tenía 25 años, era adicto a ciertas sustancias e incluso fue condenado a diez días de cárcel el año pasado tras declararse culpable de posesión de drogas.

Tras su despegue en la cinta de Joel Schumacher, coprotagonizó dos años después el popular filme "Sleepers" (1995), donde encarnaba al personaje de Brad Pitt en su adolescencia y en el que estuvo acompañado por grandes de la interpretación como Dustin Hoffman, Robert De Niro o Vittorio Gassman.

En 1998, supo darle perfecta réplica a Ian McKellen en "Apt Pupil", una intensa película sobre la relación que se establece entre un adolescente y su vecino con un pasado de crímenes nazis a sus espaldas.

Posteriormente, comenzó a involucrarse en producciones independientes, entre las que destaca su aparición en "Bully" (2001), del polémico Larry Clark; "Ghost World" (2001), junto a Scarlett Johansson, y "The Jacket" (2005), donde compartió cartel con Adrien Brody y Keira Knightley.

El diario local The Knoxville News-Sentinel señaló que más de 600 personas asistieron al funeral por la muerte de Renfro en Knoxville, su localidad natal (Tennessee).

Su tío, Michael Earl, que ofició el acto, hizo alusión a la adicción a las drogas de su sobrino: "Brad tenía problemas igual que los tengo yo, como los tenéis vosotros, igual que quienes afrontan juicios y tribulaciones que tenemos que superar".

La muerte ayer del australiano Heath Ledger, que podría deberse a una sobredosis pero cuya autopsia no ha dado resultados concluyentes, hace que la industria recuerde a otros jóvenes de inmenso talento que dijeron adiós prematuramente.

Es el caso de River Phoenix, hermano de Joaquin Phoenix, quien falleció en 1993 a los 23 años y en cuyo cuerpo se encontraron heroína y cocaína en cantidades ocho veces superiores a la dosis letal, así como efedrina y valium.

Phoenix alcanzó la fama en 1986 cuando, aún siendo adolescente, participó en las películas "Stand By Me", de Rob Reiner, y "The Mosquito Coast", aunque el reconocimiento de la industria le llegó dos años después al aspirar Óscar por su trabajo en el filme "Running On Empty", de Sidney Lumet.

A esos papeles le siguieron su intervención en la tercera parte de Indiana Jones, donde encarnaba al intrépido arqueólogo de joven, y uno de sus papeles más recordados: el de Mike Waters en "My Own Private Idaho", gracias a la cual adquirió fama de ídolo adolescente.

La muerte de un joven actor, como es el caso de Ledger, de quien se dice que nunca supo asimilar el fin de su relación con Michelle Williams, siempre trae a la memoria el recuerdo de un nombre: James Dean.

Dean falleció a los 24 años cuando el Porsche Spyder que conducía se estrelló contra un Ford Sedan cerca de la localidad Paso Robles, en California.

En aquel momento, el protagonista de "East of Eden" era el nombre más brillante de la industria del cine, a la que brindó papeles inolvidables como el Jim Stark de "Rebel Without A Cause" o el Jett Rink de "Giant".

La incertidumbre que rodea la muerte de Ledger obliga a rememorar las extrañas circunstancias en las que falleció otro mito del cine como Marilyn Monroe o artistas a quienes el éxito le llegó en la madurez, como Natalie Wood (que coincidió con Dean en "Rebel Without A Cause) o el cómico John Belushi.