Este artículo se publicó hace 16 años.
Obama se implicará por la paz en Oriente Medio si llega a la Casa Blanca
El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Barak Obama, "no perderá un minuto" en implicarse en el proceso de paz de Oriente Medio si llega a la Casa Blanca.
Según el jefe negociador palestino, Saeb Erekat, así lo aseguro Obama durante la visita que rindió hoy en Ramala al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, en el marco de la gira de treintaiseis horas que realiza por Israel y Cisjordania.
De acuerdo con Erekat, el candidato demócrata garantizó en la reunión -celebrada en la Mqata o sede de la presidencia palestina-, que interpretará un "papel constructivo" en la región en caso de ganar las elecciones presidenciales de noviembre en su país.
El jefe negociador palestino precisó que Abas aprovechó la ocasión para dar "la bienvenida" a su interlocutor, cuya presencia -en opinión del presidente de la ANP-, "ha reflejado la importancia del problema palestino en la política exterior estadounidense".
Saeb Erekat hizo estas declaraciones a los periodistas tras negar que hubiera prevista una rueda de prensa conjunta de Obama y Abas tras el encuentro entre ambos pese a que una convocatoria de ese tipo había sido anunciada en medios palestinos e israelíes.
La falta de comparecencia ante los informadores en territorio palestino contrastó por la tarde con la profusión de declaraciones del candidato demócrata norteamericano durante sus entrevistas con los dirigentes israelíes en la primera mitad de la jornada.
"Estoy aquí para reafirmar la relación especial entre Israel y EEUU y mi compromiso con la seguridad de Israel y la esperanza de servir como socio efectivo tanto como senador como presidente", dijo en la reunión que mantuvo con el presidente israelí, Simón Peres.
También por la mañana se entrevistó con el líder de la oposición israelí y del partido conservador Likud, Benjamin Netanyahu, con quien coincidió en la "importancia" de impedir que Irán -que insta a la destrucción de Israel- se convierta en una potencia nuclear.
Y visitó el Yad Vashem o Museo del Holocausto, puerta de entrada casi obligada a Israel para los visitantes ilustres y donde con una kipá, el solideo hebreo, calificó de la existencia del Estado judío de "un milagro que ha florecido en los últimos sesenta años".
Sus declaraciones públicas prosiguieron después, cuando tras visitar Ramala se desplazó con la titular israelí de Exteriores, Tzipi Livni, a la localidad de Sderot, blanco habitual de cohetes lanzados desde Gaza hasta la tregua de junio entre Israel y Hamás.
"Un Irán nuclear cambiaría el equilibrio de fuerzas no solo en Oriente Medio sino en todo el mundo", reiteró en esa población, donde insistió en el derecho a Israel a la seguridad y en que no forzará a este Estado a tomar decisiones que menguen su defensa.
Según el diario Haaretz, el más influyente y mejor informado de Israel, manifestaciones de esa naturaleza -que presumiblemente continuarán en la cena que le ofrece esta noche con primer ministro israelí, Ehud Olmert-, están destinadas, por razones electorales, más a los judíos norteamericanos que a los que viven en este país.
Obama trataría así de ganarse la confianza de la comunidad judía, donde ha causado particular recelo su intención de iniciar negociaciones con Irán sin condiciones previas, pero lo cierto es que su visita a territorio palestino no encaja en ese presunto empeño, aunque tras su cita con Abás no quisiera abrir la boca.
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