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Ocho jóvenes buscan ayuda en 'El campamento'

RAMIRO VAREA

'He conseguido que mi madre se vaya de casa. Mis cambios de humor y las idas de olla le dan miedo', dice Yeray, de 18 años. 'Si las cosas no son como quiero, mi cabeza se transforma y me pongo histérica, como loca', cuenta Estefanía, de 19 años. 'Mi casa es un infierno. Llevo demasiados años mintiendo, soy gay y mi padre se piensa que mis amigas son mis novias', confiesa Alberto, también de 19 años. Son tres de los ocho jóvenes que participan en El campamento, el coach presentado por Pedro García Aguado (Hermano mayor) que esta noche inicia su segunda temporada en Cuatro, a partir de las 22.30 horas.

A lo largo de siete programas, estos chicos de entre 18 y 22 años con conductas conflictivas intentarán reconducir sus vidas con la ayuda de García Aguado. 'Son jóvenes que tienen un problema de integración en la sociedad, que no acatan las normas y que no conocen los límites', explica el exwaterpolista español. Después de tres semanas de rodaje en el Cabo de Gata (Almería), el terapeuta cree que esta nueva temporada de El campamento es 'más emotiva pero a la vez más espeluznante' que la anterior. 'Los chicos tienen la oportunidad única de subirse a un tren que sólo pasa una vez en la vida', afirma García Aguado.

Los ocho participantes aprenderán a convivir y a apreciar el valor del trabajo y del esfuerzo a través de una serie de normas. El monitor califica la experiencia de 'gratificante y dura'. 'Hay que guiarles y enseñarles desde el cariño, pero manteniendo tu autoridad. Son chavales que tienen dentro mucho sufrimiento y, aunque no lo parezca, quieren cambiar', cuenta el presentador.

Las normas de este campamento son inflexibles: las drogas y el alcohol están prohibidos, así como los piercings y el maquillaje. Los jóvenes vestirán uniforme, estarán obligados a participar en actividades cada día, contactarán con el mundo laboral... 'Les costó mucho aceptar esas reglas y hubo momentos de confrontación muy serios', recuerda el exmedallista olímpico, quien sabe bien de lo que habla.

García Aguado venció su adicción a las drogas tras un largo tratamiento y ahora dedica su vida a ayudar a superar estas situaciones críticas. 'La mayor fuerza es decirles creo en ti', porque se les ilumina la mirada cuando les dices que crees en ellos', concluye.

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