Este artículo se publicó hace 15 años.
La operación de salvamento de Opel recibe el visto bueno de los "Länder"
La operación de salvamento de Opel recibió hoy luz verde de los "Länder" alemanes con plantas de producción que se reparten con el Estado central el paquete de créditos inmediatos.
Tras el preacuerdo entre General Motors y el fabricante de componentes Magna para la adquisición de Opel alcanzado en la madrugada del sábado, las comisiones presupuestarias regionales debían dar todavía oficialmente su visto bueno a esta operación.
El traspaso del negocio europeo de General Motors a Magna y sus socios rusos -la compañía automovilística GAZ y el banco público Srebobank- sólo era posible con la ayuda de una línea de crédito pública de 1.500 millones.
La mitad de las ayudas correrán a cargo del Estado alemán, que ya estableció previamente un fondo de avales para las empresas especialmente afectadas por la crisis; la otra mitad se la repartirán los cuatro "Länder" con plantas de Opel Hesse, Renania del Norte-Westfalia, Renania Palatinado y Turingia.
En Berlín, los ministros de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, y de Finanzas, Peer Steinbrück, informaron hoy también a la comisión presupuestaria del parlamento federal, si bien en este caso no era necesaria la aprobación ex profeso, pues la inyección proviene de una partida ya existente.
Los planes de Magna, que todavía deberá llegar en los próximos meses a un acuerdo vinculante con General Motors, contemplan la adquisición del 20 por ciento de Opel por parte de esta compañía austríaco-canadiense.
Otro 35 por ciento lo adquiriría Srebobank, un diez por ciento quedaría en manos de la plantilla y General Motors seguiría manteniendo un 35 por ciento.
La estrategia presentada hasta ahora está centrada básicamente en la conquista del mercado ruso y contempla la destrucción de 11.000 de los 55.000 puestos de trabajo que hay en toda Europa, unos 2.600 en Alemania, y el resto en los otros países europeos con fábricas de Opel, entre ellos España.
La operación ha recibido el visto bueno del gobierno de Angela Merkel, quien ayer habló de una oportunidad que "merecen" los trabajadores, pero se ha topado con las reservas de Guttenberg, quien la considera demasiado arriesgada para los bolsillos del contribuyente.
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