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El partido de Suu Kyi inaugura su congreso con el rechazo de la Constitución militar

EFE

El partido de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi y el principal de la oposición birmana, la Liga Nacional para la Democracia (LND), inauguró hoy su congreso nacional con el rechazo de la Constitución aprobada el año pasado y que la Junta Militar aplicará para organizar elecciones en 2010.

"El objetivo principal de la Constitución es perpetuar el régimen militar en el país y eso es inaceptable", afirmó el presidente de la LND, Aung Shwe, en el discurso inaugural en la sede del partido, en Rangún, la antigua capital y principal urbe de Birmania (Myanmar), según las informaciones de la disidencia llegadas a Bangkok.

Shwe señaló que esta reunión, en la que participan más de un centenar de compromisarios llegados de todos los estados y divisiones del país, y a la que asisten algunos diplomáticos como observadores, deberá decidir la posición que la formación adoptará de cara a las elecciones.

El seno de la agrupación se encuentra dividido entre los que, como la birmana Khin Saw Htay, se oponen frontalmente a participar en la "farsa" de las autoridades y quienes defienden que los comicios son una oportunidad para participar en el Gobierno.

La última vez que Birmania celebró elecciones fue en 1990 y la Junta Militar desacató el resultado porque la LND venció con más del 82 por ciento de los votos emitidos.

En aquella ocasión, como actualmente, la líder del partido, Suu Kyi, se encontraba cumpliendo arresto domiciliario por pedir al régimen reformas democráticas.

El congreso de la LND se celebra bajo fuertes medidas de seguridad, con decenas de policías vestido de paisano que vigilaban en el exterior del edificio y otros tomaban fotos y grababan vídeos de las personas que entraban en la sede.

Los miembros de la principal formación de la oposición, que sólo ha celebrado cuatro congresos nacionales desde 1990, han sufrido una persecución implacable por parte de las autoridades desde que derrotaron a los generales en las urnas.

Según Amnistía Internacional y otras organizaciones, las cárceles birmanas encierran a cerca de 2.200 presos políticos, aunque el Gobierno los defina como vulgares delincuentes.

Birmania está gobernada por una Junta Militar desde la asonada de 1962.

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