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¿Perdidos? Nunca más

Visión Sistemas de Localización está conquistando el mundo con un dispositivo de geolocalización único

PILAR BLÁZQUEZ

Escribir el número de teléfono en el brazo del abuelo o introducir la tarjeta de visita en el bolsillo del abrigo son algunos de los métodos, tan rudimentarios como poco efectivos, que muchas familias de enfermos de alzhéimer utilizan para tener localizados a sus parientes.

De esa escasa efectividad tomaron nota dos estudiantes de ingeniería de telecomunicaciones de Sevilla, allá por 2004. 'La prensa alertaba sobre varios enfermos de alzhéimer que se habían perdido y comenzamos a darle vueltas a la idea de adaptar la tecnología de geolocalización de los coches a las personas', recuerda Abilio Caetano fundador de Visión y Localización y actual director general.

El proyecto ha ganado 12 concursos de ideas de negocios

Junto a Paqui García, su compañera de clase, Abilio comenzó a desarrollar lo que hoy son los relojes Keruve y su versión infantil Pikavu. Dispositivos de geolocalización insertados en un reloj y un receptor para controlar en cualquier momento la posición del sujeto.

En aquel momento, tenían la idea, pero escasas nociones de cómo montar una empresa, así que no dudaron en presentarse a un concurso de ideas que convocaba la Escuela de Negocio EOI de Sevilla. 'Pasamos la primera fase y además de 12.000 euros nos dieron gratis un curso de 500 horas de cómo montar una empresa', recuerdan. A partir de ese momento comenzaron una carrera peculiar, la de compatibilizar el avance en sus investigaciones con componentes técnicos que mejoraran su tecnología, con la presentación de proyectos a todos los concursos de ideas de los que tuvieron conocimiento. 'Hemos ganado 12 premios en estos concursos y aunque el dinero que hemos conseguido apenas supera los 30.000 euros en total, sí ha servido para ir financiando nuestras investigaciones', explica Caetano.

Tiene sede en Francia y está a punto de llegar a EEUU

Poco a poco fueron desarrollando hasta cinco patentes propias y a principios de 2007 el primer prototipo de localizador ya estaba en la calle.

Su paso por tantos concursos les había servido para algo más que para conseguir dinero. Muchas familias interesadas en el producto les habían conocido por la prensa y se habían puesto en contacto con ellos. Ellas fueron los conejillos de indias de aquel primer prototipo que se fue perfeccionando con sus sugerencias. El último modelo lleva un cierre de seguridad para que el enfermo no se pueda quitar el reloj y también se ha facilitado el uso del aparato receptor donde la persona a cargo del enfermo, normalmente un familiar de avanzada edad, puede localizar en un mapa su ubicación.

Fueron esos primeros usuarios quienes sugirieron una versión infantil, en la que además del GPS incluyen un sistema de localización propio para lugares donde no hay calles, como la playa o el bosque donde se indica la ubicación del niño y el padre, y hacia qué dirección ir para encontrarse.

El principal obstáculo frente a la versión tradicional de búsqueda es que el invento cuesta 990 euros. Todo un lujo en plena crisis, ya que Visión y Localización no ofrece la posibilidad de financiar la compra. A pesar de ello, en la compañía están contentos con la evolución de las compras. 'Han crecido un 108%, pero sobre todo se han multiplicado los pedidos del mercado internacional', explica Caetano.

Según sus creadores, Keruve y Pikavú no tienen competencia en el mundo, por eso a medida que el invento se descubre a través de internet o de las asociaciones de afectados por esa enfermedad, la demanda aumenta. Hasta tal punto que Visión y Localización ya tiene una sede en Francia y está trabajando para abrir otra en EEUU desde donde poder atender adecuadamente la demanda procedente tanto del norte como del sur del continente americano.

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