Este artículo se publicó hace 16 años.
Pinto, el eterno suplente, un profesional del fútbol
A sus 32 años, José Manuel Pinto Colorado ha fichado por un grande, el Barcelona, club que se ha fijado en su larga experiencia en Primera División, su carácter abierto y su gran sentido de grupo para acompañar a Víctor Valdés bajo los palos y suplir al lesionado Albert Jorquera.
Pinto (Puerto Santa María, Cádiz, 8/11/1975), casado y con una hija, responde al perfil del jugador tranquilo, fácil de integrar y que puede aportar un gran sentido de responsabilidad y profesionalidad en un Barça recientemente criticado por carecer de estos niveles de compromiso en algunos sectores de su plantilla repleta de 'cracks'.
'El Pixa', como le llaman quienes le conocen, gran amante de la música 'hip-hop', es un protector de las jóvenes promesas de su tierra natal que intentan abrirse camino en este campo. Su productora discográfica, 'Wahin Makinaciones', sacó hace un año un disco que recoge el trabajo de varios 'raperos' andaluces.
Pinto ya sabe lo que es ser suplente. Llegado del Real Betis, donde no tuvo oportunidades, en 1998 se incorporó a las filas del Celta de Vigo para ser la sombra de Dutruel, primero, y de Cavallero, más tarde.
Con el descenso del equipo hace dos años y la marcha del cancerbero argentino, tuvo la oportunidad que reclamaba, y no defraudó, siendo la pieza clave para el ascenso del conjunto gallego, y consiguiendo el trofeo Zamora al portero menos goleado en su regreso a Primera, la temporada 2005-2006.
Ahora Pinto ha vuelto a perder su titularidad. Después de dos partidos donde el guardameta estuvo desafortunado, hace dos jornadas dejó escapar el puesto en el once inicial en favor del asturiano Esteban Suárez.
Cuando sus compañeros hacían broma cantándole el himno del Barça en los vestuarios la semana pasada, Pinto ya sabía que reunía todos los requisitos expuestos por la secretaría técnica de la entidad catalana para vestir de azulgrana: ser un portero dispuesto a aceptar el rol de suplente y, al venir de jugar en la categoría de plata, estar disponible para participar en las tres competiciones que disputa el Barça.
Además, no tendrá problemas de comunicación, algo también valorado por quienes le buscaban un sitio en el club catalán.
Pinto se crió en las categorías inferiores del Real Betis, incorporándose en las filas del club sevillano el año 1994, con 19 años. Su debut fue en la penúltima jornada de liga de la temporada 1997-1998, con derrota frente al Racing (0-2).
La temporada siguiente ya ficharía por el Celta para ser el eterno suplente en la portería gallega, donde ha militado durante una década.
El palmarés del cancerbero de Puerto Santa María no es muy extenso, pero sí digno de un profesional comprometido y trabajador. Cabe destacar la Copa Intertoto conseguida con su equipo en el año 2000, y el Trofeo Zamora en 2006, volviendo del descenso.
Su mejor cualidad, tal y como apuntan los expertos, es su gran capacidad de reacción y sus reflejos. Una gran agilidad que contrasta con su envergadura (186 cm, 84 kg) que ayuda a completar un buen portero que sólo flaquea en momentos puntuales, con algunas salidas poco ortodoxas, pero se muestra muy seguro en la mayoría de balones.
Su conexión con la afición, sin embargo, se debe a su gran esfuerzo dentro del campo, dando lo mejor de sí en cada partido. Su profesionalidad y peso en el vestuario le han sido reconocidos haciéndole portador del brazalete de capitán del conjunto donde ha estado nueve temporadas y media.
A sus 32 años, el veterano Pinto, el eterno suplente, ve reconocida su entrega incondicional y su larga experiencia en primera división haciéndose un sitio en el banquillo azulgrana, aunque sea de nuevo a la sombra del titular.
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