Este artículo se publicó hace 16 años.
El primer ministro griego estudia cómo acabar con los disturbios
Por Daniel Flynn y Dina Kyriakidou
El primer ministro griego, Costas Karamanlis, comenzó el martes una ronda de reuniones de emergencia para estudiar cómo detener tres días de disturbios que amenazan al Gobierno conservador.
Karamanlis se entrevistó con el presidente, Karolos Papoulias, y tenía previsto reunirse con otros destacados políticos para discutir los enfrentamientos entre jóvenes y la policía que han dejado más de 50 heridos y muchos edificios dañados desde que la policía mató a un adolescente el sábado.
La violencia ha surgido en Atenas, Tesalónica y otras ciudades por una muerte a tiros que provocó la ira por los escándalos de corrupción, la diferencia creciente entre ricos y pobres y los problemas económicos exacerbados por la crisis financiera mundial.
No está claro qué medidas está considerando el Gobierno para poner fin a los peores disturbios en décadas.
El funeral de Alexandros Grigoropoulos, de 15 años, se iba a celebrar el martes y podría aumentar la tensión. Con una huelga general por la política económica prevista para el miércoles, los analistas políticos dicen que el Gobierno está aferrado débilmente al poder.
"Las llamas rugen mientras el Gobierno observa", escribió el diario Kathimerini criticando la gestión de los disturbios del Ejecutivo, del partido Nueva Democracia.
"A merced de la anarquía", dijo por su parte el diario Eleftheros Typos.
El partido de Karmanlis tiene mayoría por un sólo escaño en el Parlamento y está a más de cinco puntos de los socialistas en las encuestas antes de los disturbios.
Se han producido protestas en más de 10 ciudades del país, donde viven 11 millones de personas, incluyendo Tesalónica en el norte del país y las islas turísticas de Creta y Corfú. Los griegos también han protestado en Londres y Berlín.
Los jóvenes prendieron fuego a un gran árbol de Navidad en el centro de Atenas el lunes por la noche y más de 130 tiendas han sido destruidas en la capital, acabando con las esperanzas de los comerciantes minoristas de que la Navidad compensase las sombrías perspectivas económicas.
Las calles del centro de Atenas estaban tranquilas el martes, después de que el alcalde, Nikitas Kaklamanis, pidiera a la población a no acudir al centro si no era urgente y retirar los coches de las calles.
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