Este artículo se publicó hace 17 años.
Prostitutas que quieren ser prostitutas
Defensores de la legalización de este oficio explican sus posturas en una conferencia celebrada en Madrid.
Es difícil que una prostituta se deje fotografiar para una entrevista. Pero Carolina Hernández no duda al teléfono: "Fotos, todas las que quieras". Después, se explica: "Un grupo de las chicas que trabajamos en la calle hemos decidido dar la cara. Que la gente vea que somos de carne y hueso, mujeres como las demás, y que lo único que queremos es que nos dejen trabajar".
Se define como una trabajadora del sexo y miembro de Hetaira, una asociación para la defensa de los derechos de las prostitutas. Asegura que comenzó a ejercer su trabajo por decisión propia, hace doce años, recién llegada de Ecuador: "Una amiga y yo veníamos, en principio, para seis meses. Pero pronto comprobamos cómo podían ganar dinero dos mujeres bonitas".
¿Esclavas o trabajadoras?
Carolina es un ejemplo de prostitución ejercida libremente. Según los colectivos que quieren erradicar este oficio, su caso forma parte del ridículo 5% de las prostitutas que lo son por voluntad propia. Sin embargo, este porcentaje sube hasta el 85% en las estadísticas de las asociaciones que luchan por que esta actividad sea regulada como un trabajo más.
La diferencia entre los cálculos de abolicionistas y partidarios de la regulación es abismal. Muestra de lo alejadas que están las posturas a pesar de lo viejo que es el debate. Hoy, en unas "Jornadas de Pensamiento Crítico" celebradas en Leganés (Madrid) tres estudiosos del tema, alineados con la segunda opción, han expuesto sus argumentos.
Clientes, mafias, derechos y policía
"Dicen que todas las prostitutas están dominadas por mafias pero no tienen datos. Parece que la palabra ‘mafia' es una excusa para sus diatribas ideológicas". La frase es de Cristina Garaizábal, presidenta de Hetaira y una de las ponentes. Su crítica va dirigida al "Informe sobre la situación actual de la prostitución", realizado y presentado en el Congreso de los Diputados el pasado mes de mayo. Este documento se ha convertido en la principal victoria que esgrimen los colectivos abolicionistas. En resumen, sostiene que la prostitución es violencia de género y que la inmensa mayoría de las personas que la ejercen están bajo el control y la coacción de mafias.
Según Garaizábal, el informe no respeta la voluntad de las que venden sexo de forma consentida. Esto es lo que más ha molestado a asociaciones como Hetaira, que defienden que la decisión de una mujer de vender servicios sexuales es respetable y sería segura si la policía no se empeñara en hacerles difícil su trabajo.
¿Ya es legal y no nos habíamos enterado?
La prostitución como opción libre también se ha defendido desde un punto de vista jurídico. Carolina Gala, profesora de Derecho del Trabajo en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha explicado que una sentencia de la Audiencia Nacional del año 2003 ya reconoció la licitud de este oficio desempeñado por cuenta propia. El tribunal debía dilucidar si varias mujeres podían fundar una sociedad para la prostitución llamada "Mesalina". Su fallo fue positivo.
Entre los clubes, la calle y los anuncios por palabras
Carolina, por su parte, tiene clara su opinión en este debate. "Ahora tengo 33 años y he hecho de todo: clubes, anuncios en el periódico, sociedad con otras chicas en una casa particular... pero lo que más me gusta es la calle. Ahí puedo elegir al cliente y negociar. Por eso quiero que la regulen".
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