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El retrato oriental de un instante

Una exposición muestra 24 grabados sobre la novela japonesa del siglo XI 'La Historia de Genji'

REBECA FERNÁNDEZ

Retratar con delicadeza y elegancia los personajes nacidos de una novela japonesa del siglo XI es una tarea que no puede abordarse de forma mecánica, ni es el resultado de la exactitud de una fórmula matemática. Sin embargo, el gusto por estas estampas sí puede desarrollarse al amparo de los números, tal y como le ha sucedido al catedrático de Matemáticas Fundamentales de la UNED Emilio Bujalance, que ha atesorado una colección de grabados, 24 de los cuales pueden visitarse hasta el 14 de febrero en la Biblioteca Central de la UNED en Madrid.

Estos 24 ukiyo-e (pinturas del mundo flotante, efímero), datados entre 1786 y 1904, muestran las aventuras del protagonista de La Historia de Genji (Genji Monogatari), la novela de principios del siglo XI escrita por la autora Murasaki Shikibu.

A lo largo de 54 capítulos, este clásico de la literatura japonesa cuenta cómo este príncipe es degradado a plebeyo, su lucha por volver a alcanzar el poder y las aventuras de sus descendientes, y logra retratar cómo era la corte de esa época 'de una manera muy delicada', según explica Bujalance.

'Esta obra está considerada como una de las primeras novelas de la literatura', señala este catedrático de Matemáticas, quien destaca la trascendencia que ha tenido este título, que incluso ha llegado a tener su propia versión manga (cómic japonés).

Algunos de los autores que se han dedicado a recrear esta historia son Utagawa Kunisada, Utagawa Kuniyosi y Utagawa Yoshiiku, cuyas obras se caracterizan por 'la delicadeza, el tratamiento de los colores y el modo de captar un momento determinado'.

Los grabados japoneses nacieron en el siglo XVII en Tokio, Osaka y Kioto y tienen sus raíces en el desarrollo urbano que vivió Japón a finales del siglo XVI. En un principio, estas imágenes eran incluidas en los libros, pero después se convirtieron en impresos de una sola página que se enmarcaban.

Su producción en color se produjo a partir de mediados del siglo XVIII, y su temática es muy variada, ya que va desde los retratos de actores del teatro, de luchadores de sumo y cortesanas, hasta la recreación de leyendas y estampas de la naturaleza.

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