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El rey Baltasar hacía su trabajo

RAFAEL ADAMUZ

Nunca demandarás a un Rey Mago. La conclusión es de un juez de Huelva, Javier Pérez Minaya, que desestimó la denuncia contra Baltasar de una mujer que recibió un caramelazo en la cabalgata de 2010.  En el auto, el magistrado duda de su imparcialidad. “Sin poder ciertamente afirmar que exista una amistad íntima con la persona denunciada, reconoce el instructor que el Rey Mago Baltasar, con el concurso de los Reyes Melchor y Gaspar, le han venido ofreciendo anhelados presentes cada día 6 de enero desde que tiene uso de razón”, advierte. Desconocemos si el juez tiene hijos, pero es evidente que también ha sido niño.

Planteadas, pues, sus dudas sobre su abstención, el magistrado reflexiona sobre la posibilidad de que la persona denunciada no sea realmente Baltasar, sino otra.  En efecto, a Baltasar lo encarnó Mustafá Gadiana –a quien siquiera se menciona en el auto-, un inmigrante senegalés que se dedica a la venta ambulante en Huelva, aunque la denuncia -recuerda el juez- es contra el mismísimo “Rey Mago Baltasar”.

A Pérez Minaya le asalta, entonces, otro problema, en este caso de jurisdicción. “Habría entonces de determinarse la nacionalidad de Su Majestad, pues siendo notorio que procede de Oriente, hace más de dos mil años que no se resuelve la polémica en torno a su verdadero país de origen”, explica el juez, buen conocedor de la Historia y sus misterios.

La denunciante, cuya identidad no ha trascendido, se queja del excesivo “ímpetu” de Baltasar a la hora de arrojar caramelos y acusa al Rey de un posible delito de lesiones por imprudencia. Sin embargo, Pérez Minaya considera que “difícilmente podrá predicarse una responsabilidad penal ni del Rey Mago Baltasar ni de nadie”. Y esgrime un par de razones. Primero, lo que se conoce en términos jurídicos como “riesgo permitido”. Y cita el juez un par de ejemplos “muy de actualidad”, como que una persona que participa en un partido de fútbol asume el riesgo de que otro jugador accidentalmente le lesione  o el hecho de que un corredor de los Sanfermines asume voluntariamente el “riesgo, real y conocido” de que el toro le alcance.

Pero Pérez Minaya va más allá y deja claro que una cabalgata sin caramelos no es una cabalgata como Dios manda. “No es concebible, por lo menos para este instructor, una Cabalgata de los Reyes Magos sin que en la misma se arrojen caramelos a los espectadores desde cada una de las carrozas, del mismo modo que no puede concebirse una fiesta de carnaval sin disfraces. Podríamos decir que va de suyo”, declara.

Mustafá Gadiana –Baltasar- supo ayer de la denuncia por los medios de comunicación y explicó que él hacía su trabajo, sabedor de su fama. Todo el mundo sabe que el Rey negro es el que tira más caramelos. Y quiso estar a la altura. “No tiraba fuerte, pero si le di le pido disculpas”, dijo. “¿Y le traerás carbón este año?”, le preguntó un periodista. “Ni mucho menos. Tendrá sus regalos”, respondió. Encima. Los Reyes Magos no son rencorosos.

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