Este artículo se publicó hace 16 años.
"En el río había gente muerta y carbonizada"
Varios testigos recuerdan cómo atendieron a varios heridos mientras la T4 se llenaba de desolación
Terminal 4. Pasadas las 16 horas, los primeros familiares de las víctimas de la tragedia aérea que ayer asoló Barajas empezaron a llegar a las instalaciones de la terminal. Primer paso: preguntar en la oficina de información. El personal del aeropuerto les iba trasladando a una sala sin saber aún si sus familiares se encontraban entre las víctimas del siniestro.
Caras de shock, paso rápido, una pareja de personas mayores, un chico con pendiente, otro latinoamericano. Ante la avalancha de medios, nadie quiere hacer declaraciones en la terminal. "Déjenme, por favor", gritó una mujer a un periodista de un programa del corazón que le había pasado el brazo alrededor del cuello. Otro chico con los ojos llorosos intentó abrir la boca, pero finalmente se abrumó ante la presencia de cámaras y flashes.
"Por favor, necesitamos que venga personal de AENA. No damos abasto. Los familiares no pueden pasar", solicitaba por teléfono un policía municipal. Cada media hora, pasaba un hombre hacia la sala de crisis habilitada por los servicios de emergencia con un carrito cargado de botellas de agua para los más allegados a las víctimas. Otros aprovechaban la presencia de las cámaras para confesar sus miedos. "Yo es que estaba pensando en volar hacia Canarias pero después de lo que acaba de ocurrir, no pienso ir", relataba una mujer ante un enjambre de cámaras.
Sólo una hora antes, en la pista 36 del aeropuerto, la más lejana a la torre de control, José Antonio y Antonio, padre e hijo y trabajadores del aeropuerto de Barajas, sacaban del avión siniestrado al menos a siete personas heridas. "En el río había gente muerta. Otras estaban carbonizadas, incluso los heridos tenían el 80% del cuerpo quemado", manifestó Antonio. Su padre, visiblemente impactado por lo que acababa de ver, recordó cómo vio a uno de los pilotos tendido junto al cauce del riachuelo y a una "azafata morena muy guapa, muerta". "Íbamos con las camillas y con los que no se podía hacer nada, los íbamos dejando", explicaba el hombre, abatido.
Otra de las imágenes que más les chocó fue la los niños, alguno de ellos muertos. "Uno [de los pequeños superivientes] nos pedía ayuda para salvar a su madre", contó José Antonio a las cámaras de Telemadrid. Y añadió: "No hay avión: está carbonizado. Sólo se ven los dos motores. Está todo quemado, no como otras veces, cuando ves accidentes, que se ve algo. Aquí no se ve nada".
Padre e hijo, vecinos de Paracuellos del Jarama, también indicaron que pudieron hablar con una mujer colombiana que no paraba de preguntarles qué les había pasado, mientras repetía "¿dónde está mi hijo?".
Contraste en la T2
Mientras, en el resto de terminales del aeropuerto de Barajas, la situación era radicalmente diferente a la que se vivía en la pista de la tragedia y a lo que sucedía en la T4.
Decenas y decenas de viajeros se arremolinaban ayer frente a las oficinas y los puestos de facturación de Spanair, en la terminal T2 del aeropuerto de Barajas. Muchos de ellos iniciaban sus vacaciones y la tragedia aérea les pilló por sorpresa en cuanto llegaron al aeródromo. "Estamos conmocionados, esto es horrible. Qué putada tan grande", comentó Cristóbal Martín, quien ayer partía con su mujer a Ibiza para pasar unos días de descanso.
Su vuelo, como casi todos los que ayer debían partir desde Barajas a distintos destinos de España y del resto del mundo, sufrió un retraso que se prolongó durante varias horas. Otros tantos viajes fueron directamente cancelados. Es, por ejemplo, lo que le sucedió a Paz, que debía partir hacia Jerez junto a su hija de pocos años. "Nos acaban de decir que nos ofrecen la cancelación del billete y la devolución del dinero o que podemos volar mañana, pero que hoy [por ayer] el vuelo no sale", comentaba esta mujer con resignación.
A pesar de la desgracia, Paz se mostraba tranquila y convencida de la seguridad aérea: "En la carretera hay muchísimas más víctimas cada año, basta con ver las estadísticas. Lo que ocurre es que cuando por desgracia hay un accidente de avión todo es mucho más aparatoso". Mientras, la megafonía de AENA informaba una y otra vez que "debido a un incidente aéreo, los vuelos pueden sufrir demoras", por lo que recomendaban a los pasajeros que contactaran con sus respectivas compañías aéreas.
Quienes en ningún momento advirtieron el accidente fueron las personas que aterrizaron a lo largo de la tarde en Barajas, informa Guillaume Fourmont. Estos pasajeros tomaron tierra con normalidad y no se enteraron "de nada".
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