El glaciar Rettenbach de Sölden, localidad austriaca de 4.000 habitantes, recibe hoy a la liga del esquí alpino. La edición número 44 de la Copa del Mundo tiene una parada especial en febrero. La antorcha olímpica se encendió ayer en Olimpia y dentro de 110 días iluminará Vancouver.

Aksel Lund Svindal aparece de nuevo como gran favorito a revalidar el globo de cristal que consiguió el año pasado. Benjamin Raich, Didier Cuche o el mismo Bode Miller serán sus rivales. Este último será uno de los animadores del circuito tras su vuelta al equipo norteamericano. Bode es el encargado de asegurar el show tras la retirada del gran Hermann Maier. Tampoco estará el suizo Daniel Albrecht, ganador el año pasado pero aún convaleciente del accidente de los entrenamientos de Kitzbuhel el pasado enero.

Lindsey Vonn es la favorita entre las damas, después de haber ganado las dos últimas ediciones de la Copa del Mundo. Vonn ha dejado sus esquís Rossignol de toda la vida porque no aceptó rebajarse el sueldo como le pidió la marca francesa y ha firmado por Head hasta los Juegos de Sochi 2014.

Vuelven las austriacas

Regresan al circuito las grandes austriacas. Marlies Schild ya está lista para la victoria en el eslalon. También vuelve Kathrin Zettel, la fina esquiadora que ha superado una larga lesión en su rodilla derecha. Y por supuesto, Nicole Hosp después de una fugaz reaparición en el gigante de los mundiales de Val dIsere.

Habrá dos ausencias importantes este invierno. Una veterana, la mítica Renate Goetschel, de 34 años y con 46 victorias en la Copa del Mundo, que anunció en agosto su retirada para ser madre. Y una joven de 18, la suiza Lara Gut, doble subcampeona del mundo, gravemente lesionada en la cadera en septiembre.

La pretemporada ha vivido un inusual movimiento de entrenadores entre los grandes equipos. El francés Jacques Theolier fichó por el equipo italiano. Francia contrató entonces a Patrice Morisod, técnico del equipo suizo. Y Suiza fichó a Mauro Pini, ex de María José Rienda. El baile no cesa.