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El terremoto de 1995 multiplicó la prevención

Japón es el país mejor preparado para hacer frente a los temblores y tiene un número de víctimas pequeño en comparación con los de otras zonas del mundo

AINHOA IRIBERRI

Aunque la superficie de Japón sólo supone el 1% de la de la Tierra, el país registra aproximadamente el 10% de los terremotos de magnitud 8 (o superior). Sin embargo, a pesar de la frecuencia de estos desastres naturales, el número de víctimas es pequeño en comparación con los de otras zonas del mundo ya que Japón es el país mejor preparado para hacer frente a los temblores. Sobre todo desde que, en enero de 1995, un seísmo de magnitud 7,2 causara más de 6.000 muertos en Kobe.

Según escribe el experto japonés en infraestructuras Katsutoshi Suganuma, los avances en la construcción, y el hecho de que desde 1923 no se hubiera registrado ningún seísmo de magnitud elevada en una gran ciudad, hicieron creer que un evento de este tipo no causaría destrucción. Kobe demostró que estaban equivocados.

La gran mayoría de los edificios colapsados habían sido construidos antes de 1981, año en el que se implementó un nuevo código de diseño de estructuras. Por esta razón, en diciembre de 1995 se aprobó la Ley de Promoción de Adaptación a los Terremotos, que obligaba a los dueños de edificios designados, incluyendo escuelas, hospitales y grandes almacenes, a revisar sus construcciones y adaptarlas. Asimismo, se regularon las subvenciones para que las casas particulares también se adaptaran al diseño antisísmico.

Pero quizás la medida estrella fue la instaurada en 2007: un sistema de alertas a través de la radio y la televisión, que usa la información de los más de 1.000 sismómetros del territorio nipón. Utiliza la detección de las ondas P (las primeras en llegar a la superficie) para predecir la intensidad, de la que avisan a la población.

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