Este artículo se publicó hace 14 años.
Ushuaia, el fin del mundo
El extremo sur de América es una tierra poblada por los sueños de todos los aventureros. Ushuaia, en la Tierra del Fuego, es la puerta de entrada a esta región casi legendaria.
Su ubicación tiene todos los ingredientes para convertirla en un mito viajero. Allá, donde los Andes se deshacen y se hunden en las aguas heladas en que se funden los océanos Atlántico y Pacífico. Lejos de todo, donde se acaba el mundo. Y a la lejanía hay que añadir los parajes desolados, las planicies barridas por los vientos, los canales helados. Sí, Ushuaia tiene todos los ases en la mano para desatar la imaginación del trotamundos.
En el imaginario de los viajeros Ushuaia es un faro que señala el camino hacia el sur. Antes llegaron los navegantes, los exploradores y los buscadores de oro, que encontraron unos pueblos que vivían perfectamente adaptados a las extremas condiciones climáticas de la región.
Llegar hoy a Ushuaia es un ejercicio que combina la culminación de un sueño con el riesgo de la decepción por la propia imagen de la ciudad en sí, con su arquitectura anárquica. Pero en el viaje a Ushuaia, que ofrece con orgullo su condición de ciudad más meridional del mundo, uno no se dirige a una población concreta, sino que viaja por una región de desolada belleza, habitada por pioneros, sueños y literatura.
Ushuaia aparece al fondo del puerto interior hacia el poniente, ya que éste es el significado de su nombre en lengua de los yaganes, uno de los grupos indígenas que, junto a los alacalufes y los onas, poblaban desde tiempo inmemorial estas tierras. Vista desde lejos la ciudad presenta la imagen inusual de una población de alta montaña situada al borde del mar.
Vista desde lejos Ushuaia presenta la imagen inusual de una población de alta montaña situada al borde del mar.Al poner pie en tierra el viajero tiene que escarbar para encontrar los recuerdos de su historia. El primer asentamiento europeo en Ushuaia se remonta a 1869, cuando unos misioneros ingleses se establecieron en estas costas. Los argentinos no llegaron hasta 1884, y copiaron el modelo inglés de colonización de territorios lejanos y solitarios instalando en ellos presidios. Fueron los presos los que desbrozaron la selva espesa que llegaba hasta el borde del canal. El penal estuvo activo hasta 1947, y para recobrar su historia hay que acudir al Museo Marítimo y del Presidio, dos instituciones que se ubican en la antigua penitenciaría. Allí se recorren los pasillos a los que se abrían las diminutas celdas y se siente el peso de decenas de historias trágicas.
Quedan pocos edificios en Ushuaia que transmitan el poso del tiempo, como la iglesia de la Merced, el palacio de la Legislatura Provincial y alguna que otra casona. Una de ellas, asomada a la avenida costanera, alberga ahora el Museo del Fin del Mundo, tal vez a institución museística de nombre más atractivo del planeta, en el que se repasa la historia natural y la vida de los aborígenes de la región.
En cualquier caso, Ushuaia no es nunca una meta, sino un reclamo que luego envía a los viajeros a otros lugares cercanos. O no tanto, como el cabo de Hornos o a la Antártida. Pero con ambiciones más modestas se puede emprender el camino hacia la laguna Esmeralda o el glaciar Martial. O al Parque Nacional Tierra del Fuego. También a orillas del canal del Beagle, pero hacia el otro lado de Ushuaia, se encuentra la Hacienda Harberton. Es la casa más antigua de toda la isla de Tierra del Fuego. Los amantes de las buenas historias no pueden evitar verse atraídos por el libro que escribió Lucas Bridges, en el que narra las aventuras de su familia, que se instaló en esta granja, cuando la región estaba habitada por los yaganes. El libro, evidentemente, se llama El último confín de la Tierra.
CÓMO IR
Iberia tiene vuelos diarios directos desde Madrid a Buenos Aires, desde donde se pueden realizar conexiones a Ushuaia. Viva Tours propone diferentes recorridos por Argentina que incluyen Ushuaia.
DÓNDE DORMIR Y DÓNDE COMER
El hotel Albatros está cerca del puerto y tiene grandes cristaleras. Hostal Malvinas es un pequeño hotel de precio medio. Ambos tienen vistas hacia el puerto. Volver (Maipú 37) ofrece el mejor marisco de la ciudad en un edificio con mucha historia. Kaupé (Roca 470) prepara platos muy elaborados con sabores sorprendentes.
EL TREN DEL FIN DEL MUNDO
Es un viaje en tren a vapor que permite llegar al Parque Nacional Tierra del Fuego. La estación se encuentra a 8 kilómetros de la ciudad, por lo que lo mejor es adquirir un billete de ida y vuelta que incluya el trayecto en autobús a la estación desde Ushuaia.
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