Este artículo se publicó hace 18 años.
Los uzbekos votan en masa y Karímov rebate las críticas occidentales
Los uzbekos votaron hoy en masa en unas controvertidas elecciones presidenciales cuestionadas con antelación por los observadores occidentales, críticas rebatidas por el actual presidente e indiscutible favorito a la victoria, Islam Karímov.
"Hemos forjado un estado democrático y legal, y nuestro sistema electoral se corresponde plenamente con los estándares internacionales", aseguró Karímov al depositar su voto en la capital uzbeka, Tashkent.
Karímov, que dirige con mano de hierro los destinos de este país desde 1989, salía así al paso de las afirmaciones de la OSCE, que planteó en vísperas de la votación serias dudas respecto a la posibilidad de celebrar unas elecciones "democráticas" en ese país, el más poblado de Asia Central.
Según la Comisión Electoral Central (CEC), los comicios transcurrieron sin incidentes y la participación ascendió al 90,6 por ciento del electorado o 14,765 millones de votantes.
El nivel de participación fue alta pero no llegó a superar el récord establecido hace siete años, cuando el 92 por ciento de los uzbekos reeligió a Karímov.
Los comicios fueron declarados válidos cuatro horas después de la apertura de los colegios, cuando un 59,8 por ciento de los uzbekos ya habían cumplido religiosamente su derecho al sufragio.
El escrutinio comenzó nada más concluir la votación, pero los resultados preliminares de la misma no se conocerán hasta mañana, lunes, según informó la CEC.
A diferencia del resto de países de la región, en Uzbekistán no están permitidos ni los sondeos de opinión ni las encuestas a pie de urna.
Con todo, nadie duda de la victoria de Karímov que calificó de "histórica" la jornada, en lo que suponen las terceras elecciones presidenciales de la historia de este país tras las de 1991 y 2000.
Pese a las críticas de los observadores occidentales, el líder centroasiático calificó hoy los comicios de "plurales y con alternativa".
"Esta es una prueba para la sociedad y el país. El factor crucial en estas elecciones es la libre expresión de la voluntad por parte de los ciudadanos", aseveró.
Además de Karímov, otros tres candidatos también optan a la presidencia uzbeka, aunque ninguno pertenece a partidos opositores uzbekos, ya que todos han sido ilegalizados.
Se trata de Asliddín Rustámov, diputado de Partido Popular Demócrata; la líder socialdemócrata Dilorom Tashmujamédova; y Akmal Saídov, respaldado por el Centro Nacional de Derechos Humanos.
El candidato que obtenga más de la mitad de los votos será el ganador de los comicios.
En caso contrario, se celebraría una segunda ronda, aunque los expertos locales e internacionales dan por segura la victoria de Karímov, que cumplirá 70 años en enero próximo.
En el poder desde antes de la caída de la URSS, Karímov fue elegido primer presidente del Uzbekistán independiente en diciembre de 1991, y fue reelegido en 2000.
En un principio, según la constitución vigente en Uzbekistán, el presidente no puede optar a un tercer mandato consecutivo, pero Karímov retiró de su camino ese obstáculo legal a través de dos referéndum.
Convocó un plebiscito en 1995 por el que prorrogó su mandato hasta 2000, y otro en 2002, que prolongó los mandatos presidenciales de cinco a siete años.
De esta forma, Karímov, líder del Partido Liberal Democrático y el dirigente la comunidad pos-soviética que lleva más tiempo en el cargo, podría perpetuarse en el poder hasta 2014.
La oposición uzbeka, que no ha podido tomar parte en las elecciones, considera los comicios "ilegítimos" y sus resultados "predeterminados" y ha instado a Occidente a aumentar la presión sobre Karímov, al que tachan de "dictador sanguinario".
La OSCE, que no boicoteó los comicios, como ocurriera hace siete años, emitirá mañana, lunes, su valoración sobre los comicios, crucial para el levantamiento de las sanciones que pesan sobre este país desde la matanza de centenares de civiles a manos de las fuerzas de seguridad en Andiyán (2005).
Karímov, que se niega a abrir una investigación sobre el incidente, ha roto en los últimos dos años lazos con Estados Unidos y sellado una alianza militar con Rusia, que contempla la asistencia en caso de agresión exterior.
Además de la treintena de observadores de la OSCE, la pos-soviética Comunidad de Estados Independientes (CEI), a la que pertenece Uzbekistán, también supervisó los comicios.
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