Este artículo se publicó hace 14 años.
La viuda de Eduardo Nicol dona el archivo personal del filósofo al CSIC
El legajo está compuesto por artículos inéditos, notas de seminarios y de libros publicados. La embajada de México participa en la presentación del archivo
Patricia Campelo
En pleno franquismo, el dictador invirtió esfuerzos en convencer a los intelectuales españoles exiliados para que retornaran. El objetivo: rebajar la imagen totalitarista que el régimen exportaba al resto del mundo. No lo consiguió, algunos de los más prestigiosos rechazaron sus insistentes propuestas.
Es el caso del filósofo catalán Eduardo Nicol, que, tras haber impartido clases en la Universidad de Barcelona y desempeñado un cargo de responsabilidad en el Gobierno de la II República, tuvo que partir hacia el exilio para salvar la vida. México fue el país que lo acogió y en el que desarrolló una intensa labor intelectual, fruto de la cual, se configuró como pionero en el estudio y divulgación de la filosofía en ese país.
Su viuda, Alicia Nicol, ha donado al CSIC el archivo personal del pensador, que incluye artículos inéditos, el epistolario, notas de seminarios, conferencias y apuntes sobre libros editados y otros que quedaron en proyecto inacabado.
El que fue fundador del Instituto Mexicano de Investigaciones Filosóficas se ganó el reconocimiento de la comunidad intelectual en Iberoamérica y países europeos como Alemania o Italia pero en España, "es uno de los ausentes dentro de la academia y del mundo de la investigación", indica Arturo Aguirre, profesor doctor de la Universidad Autónoma de México, que ha recuperado parte de su archivo y trabaja para promover la obra del filósofo catalán.
Este prestigio internacional del que gozaba Eduardo Nicol era de sobra conocido por los artífices del aparato de la dictadura que, en una reunión del Consejo de Ministros de Franco, decidieron que el pensador debía volver a España para desarrollar aquí la labor que tanto reconocimiento tenía fuera de España. "Pero no lograron convencernos", explica Alicia Nicol, la mayor defensora y promotora de su obra.
La presentación oficial del archivo tendrá lugar el viernes en el CSIC
La ordenada coherencia con la que vivió le acompañó hasta sus últimos momentos, ya que, según relata Alicia, "antes de morir, el 6 de mayo de 1990, dejó preparado todo el archivo y listo para darse a conocer".
El legajo no es muy extenso pero sí "fundamental para entender el orden intelectual del siglo XX", aclara Aturo Aguirre sobre este archivo personal que ha recibido el CSIC y cuya presentación tendrá lugar el viernes en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (Madrid), con la presencia del director del Instituto de México en España.
Pensador disonanteUna de las causas a las que apunta Aguirre para explicar la gran ausencia de Nicol entre los grandes pensadores españoles del siglo XX "pudo ser su huida sistemática de lo popular". "Nicol no perteneció a la escuela de Madrid en la que estaban José Gaos o María Zambrano, además fue muy crítico con el ensayismo de Ortega".
“Nicol se apartó del círculo de Madrid y fue muy crítico con el ensayismo de Ortega”
El pensador creía en lo estricto de su disciplina que entendía "en un plano riguroso", de estricta filosofía y "en otro más didáctico en el que el objetivo es la educación del hombre y del ciudadano", distingue Aguirre. Estas diferencias que le alejaban de Ortega, también le distanciaron del círculo intelectual madrileño donde se consagraron algunas de las grandes mentes del siglo XX español.
Memoria compartidaLa importancia de que parte del legado del filósofo se quede en España está en que es una manera de "restituir la memoria compartida de los exiliados españoles en México", sostiene Aguirre, opinión que comparte Alicia Rodríguez, quien informa que la obra de su marido, hoy en día, "está muy demandada por investigadores y estudiantes universitarios".
La iniciativa de donar el archivo personal de Nicol responde a esa necesidad que Alicia captó entre los seguidores de su obra, los cuales encontraban dificultades para localizar los trabajos del pensador exiliado. "Me seguían llamando alumnos que no encontraban sus obras y cuando venía a España, tenía que pedir a la editorial más ejemplares".
"No le faltaron oportunidades para volver a España, pero nunca quiso por principios" De este modo, su viuda cumple con uno de los deseos de su marido: el de hacer de su conocimiento algo público, ya que, según Nicol, "la filosofía sirve para educar al pueblo", rememora la mujer del autor de El problema de la Filosofía hispánica, obra "catalogada erróneamente como de filosofía riguroso, cuando se trata de un ensayo", puntualiza.
Alicia Nicol, con 81 años, continúa trabajando en la promoción de la obra de su marido y reconoce las dificultades que entraña su labor: "España trata de no recordar lo que pasó, descuidando a las víctimas de la dictadura", explica, algo que a su juicio, "no es justo ya que en el caso de los exiliados, nunca olvidaron la tierra que les había dado la espalda y no es bueno que no se reconozca todo lo que hicieron en la distancia".
El archivo donado al CSIC, amplía la memoria intelectual republicana de aquellos hombres y mujeres que edificaron el orden cultural de los países en los que vivieron el exilio y, desde el viernes, estará a disposición de profesores, investigadores y estudiantes en la biblioteca del Centro de Ciencias Humanas y Sociales.
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