Cinco cosas que parecen ecológicas, pero no lo son

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Todos conocemos, en mayor o menor medida, los hábitos a seguir para que las actividades de nuestra vida diaria resulten más ecológicas, como reciclar, utilizar productos de limpieza naturales y ahorrar agua. Sin embargo, han llegado a generalizarse algunas creencias con las que puede que pensemos que estamos cuidando el medio ambiente pero que, en realidad, no sea así.

Nos referimos a las cosas que parecen ecológicas pero no lo son, como estos cinco ejemplos que te traemos hoy y que encuentras a diario en las tiendas y en el supermercado. Ten en cuenta de donde provienen, la huella que dejan y su uso, para ser consciente de que no son tan sostenibles como parecen y que, cuando las adquieras, lo mejor es utilizarlas de la forma más adecuada posible para sacarles todo el partido y no dañar nuestro entorno.

Bolsas de tela

bolsa
Mujer con bolsa de tela/Foto: Unsplash

Desde luego que las bolsas de plástico no son nada recomendables y hay que reducir el uso de los plásticos al máximo, pero tal vez no sepas que las bolsas de tela no son nada ecológicas por cómo se fabrican.

Los estudios indican que para producir una sola bolsa de este tipo se emiten 272 kilogramos de dióxido de carbono, además de necesitar enormes cantidades de agua y provocar la contaminación de los suelos, a causa del uso de pesticidas y fertilizantes. Los recursos para fabricarlas son mucho mayores que aquellos que se necesitan para las de plástico y las de papel.

Así que si ya tienes algunas bolsas de algodón o de lona, sácales el máximo partido y olvídate de las modas de comprar otras si quieres ser ecológico, porque para poder compensar todos los recursos energéticos y la contaminación que genera su producción, tendrías que usarla más de 7.000 veces.

Ropa de algodón orgánico

camisetas de algodón
Camisetas de algodón/Foto: Unsplash

Así como sucede con las bolsas de lona, las prendas de ropa de algodón orgánico, como camisetas, no son demasiado ecológicas. Y es que el término orgánico puede hacernos creer que resultan menos dañinas para el medio ambiente de lo que en realidad son.

De nuevo hay que tener en cuenta que el algodón es uno de los cultivos menos ecológicos que hay, y las prendas que se realizan con él no lo son menos, por la gran cantidad de recursos que se consumen en su fabricación, así como el agua y el uso de pesticidas, sin olvidar la contaminación provocada por el teñido de las prendas. Sé responsable al adquirirlas y sácales partido al máximo antes de tirarlas y reciclarlas para comprar otras.

Frutas y verduras ecológicas

Frutas. Productos ecológicos
Frutería/Foto: Unsplash

En el supermercado, cuando adquirimos alimentos ecológicos hemos de ser conscientes de que, en Europa, el etiquetado y certificado que los identifica implica que han sido producidos con fertilizantes, piensos y pesticidas de origen natural. Pero nada se dice sobre el impacto ambiental, la contaminación que se provoca por su producción o la huella hídrica que dejan.

Como consecuencia, antes de hacer una compra de este tipo, hemos de saber que, por muy ecológico que sea un producto del súper, si procede de países al otro lado del océano o a miles de kilómetros de nuestro lugar de residencia, el impacto ambiental por su transporte es brutal. Sucede así con alimentos como los aguacates de Perú, los mangos de Argentina o los kiwis de Nueva Zelanda.

Recuerda que lo ecológico no siempre es sostenible, así que lo mejor es adquirir siempre productos orgánicos y ecológicos de temporada y de proximidad. Además de beneficiar a las personas de nuestro entorno, estaremos ayudando a la buena salud del planeta.

Carne de ternera ecológica

Otro caso que hace referencia a los alimentos ecológicos es el de la carne. Cuando nos encontramos la carne de ternera ecológica de ganadería extensiva en la carnicería o el supermercado, hemos de ser conscientes de que ese ganado requiere una gran extensión de terreno y de recursos, poniendo en peligro los bosques y la biodiversidad que albergan.

Esto supone un problema por la cantidad de demanda mundial de productos cárnicos, y que se solucionaría con reducir el consumo de la carne a la ingesta semanal recomendada por médicos y expertos. También contribuiría a ello una mayor demanda de la carne de ave, pues su producción genera menos gases de efecto invernadero.

Leche ecológica

leche
Lineal de leche en supermercado/Foto: Unsplash

Con la leche ecológica pasa algo muy curioso y es que no puedes olvidarte de la forma en la que está envasada para valorar si realmente es más ecológica que otro tipo de leche. Así, si se vende en brick y la no ecológica en botella de vidrio, esta última hará menos daño al planeta.

Un brik resulta difícil de reciclar, porque está fabricado en varias capas, que incluyen algunas plásticas, y contribuyen a incrementar las basuras y la acumulación de plásticos en el planeta, los cuales dañan los ríos y los océanos. Así que, además del contenido, para que un producto sea ecológico y sostenible, deberás fijarte en el envase, que sea reciclable al cien por cien y, por supuesto, echarlo en el contenedor correspondiente cuando lo tires.



Silvia Pato

Escritora y redactora gallega. Autora de los libros Las nueve piedras y El Libro del Único Camino, así como de numerosos relatos en revistas de género, colabora asiduamente con sus artículos y columnas de opinión en diversos medios digitales. Con la pasión y la curiosidad que la caracterizan, descubre el mundo a través de su historia, su cultura, sus lugares y sus gentes para difundir y compartir todo tipo de sensaciones y hallazgos. Porque todo viaje comienza con un solo paso.

3 Comments

  1. Decir que estoy muy a favor de tomar medidas con 4 de los 5 puntos que se comentan en el artículo, mientras que el comentario sobre consumo de carne ecológica me parece que desinforma más que otra cosa. Es evidente que hace falta reducir el consumo de carne, pero sobre todo de aquella ganadería industrial, que depende tanto de químicos y carburantes, y está tan altamente globalizada. Hay que dejar claro que la ganadería es muy compleja, y que su impacto depende de múltiples factores, pero a nivel local, en España, la ganadería extensiva está en declive, y esta es esencial para fomentar la biodiversidad y la calidad de los pastos de montaña y por lo tanto me parece muy inadecuado que se comente que la ganadería extensiva pone «en peligro los bosques y la biodiversidad que albergan». Además, la ganadería extensiva es la manera más eficiente de prevenir los incendios, aspecto especialmente importante en un contexto de cambio climático. Por otro lado, la ganadería de pequeña escala tiene la capacidad de fijar población en el mundo rural, posibilitando la vida en estos territorios. Además, a través del pastoreo de bosques o pastos se consigue la producción de alimentos de alta calidad de la manera más eficiente y territorializada posible, sin grandes cantidades de alimento o otros insumos. Por estos motivos, también me parece absurdo recomendar más la ganadería avícola sin mencionar su tipo de producción, ya que está al igual que el porcino, suele ser industrial y, por lo tanto, altamente dependiente de alimentos e insumos que acostumbran a estar producidos en territorios lejanos, como el caso de la soja.

    Por todo esto, con todo el respeto del mundo, me parecería adecuado que la persona autora se informará más del tema antes de hacer ciertos comentarios que pueden repercutir tanto sobre la ganadería extensiva. Para informarse del tema recomendaría visitar la página de la fundación Entretantos.

    PD. Es importante decir que esta respuesta está pensada para territorios mediterráneos / europeos, ya que la situación en América Latina o otras partes del mundo con respecto a estas prácticas puede ser muy diferentes.

  2. En el caso de la tercera ecológica, apuntar que se considera la dehesa una de las formas de masa más ricas en biodiversidad del planeta, siempre, claro está, que no se supere la capacidad de carga del medio, algo que se regula con el certificado

  3. Creo que los titulares de las cinco cosa «no ecológicas» de las que habla la autora, llevan a la confusión. Porque siempre será más ecológico el algodón ecológico que el no ecológico que tiene la misma huella hídrica, ya para el consejo de de gastar la menos ropa posible, en general la ropa de algodón dura más que las sintéticas.
    Lo mismo con la fruta ecológica, absolutamente de acuerdo con que hay que consumir de proximidad, pero tal y como está planteado parece que no merece la pena comprar fruta ecológica, siempre será mejor la ecológica que la no ecológica, que también viene de lejos. (Naranjas de Chile, Tomates de Marruecos, etc).
    Por supuesto que lo más ecológico es consumir menos carne, pero no puedes demonizar la ganadería extensiva por la gran superficie que necesita, porque se puede tener ganadería extensiva en explotaciones medianas o pequeñas, que no solo no son malas para el medio ambiente sino que son beneficiosas al mantener limpias zonas de pastos que luego ejercen de cortafuegos y que en los limites de los pastos albergan mucha biodiversidad, que facilitan la regenarción del suelo se se van rotando, y lo que si que es absolutamente antiecológico es la ganadería intensiva, y cualquiera que lea este artículo se queda con lo mala que es la extensiva.
    Para terminar dime qué leche no ecológica va envasada en vidrio, y leyendo el articulo a uno le queda la sensación de que si no va envasada en vidrio, la ecológica y la no ecológica son iguales. Y en el caso de la leche la ecológica, es mucho mejor para el medio ambiente y para nuestra salud, por el abuso de antibiotios de las explotaciones intensivas no ecológicas.

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