Cuando vamos al supermercado y cogemos botellas de cualquier bebida, normalmente podemos elegir entre distintos tamaños: de un litro, de dos y de litro y medio. Sin embargo, sí sucede así con zumos, gaseosas y botellas grandes de refrescos, aunque no pase lo mismo con el vino.
Seguro que te has fijado que la medida estándar de las botellas de vino es de 75 centilitros o, lo que es lo mismo, de 750 mililitros de capacidad. Pero ¿cuál es el motivo para que esto sea así? Descubre la interesante razón por la que las botellas de vino son de 75 centilitros.
Barriles de vino francés
Son varias las teorías por las que las botellas de vino tienen adaptada como norma general la medida estándar de 750 mililitros, pero la que parece contar con una mayor base histórica entre todas ellas es aquella que se remonta al siglo XIX. Y es que, como muchas otras de nuestras costumbres y tradiciones, la concerniente a las botellas de vino también proviene de ese siglo.
Por aquel entonces, el vino francés era el más popular, y sus mayores compradores eran los clientes ingleses. Como en casi todo lo demás, la Inglaterra victoriana era la que marcaba las tendencias imperantes en las costumbres del mundo. Sin embargo, las unidades de medida que usaban eran distintas, como puede ser la distancia, el peso y la capacidad. Esto tenía sus efectos en las botellas a utilizar. Así, por lo que respecta a los líquidos, en Inglaterra se utilizaba el galón imperial, equivalente a 4,54 litros.
Pero el vino se transportaba desde Burdeos a Inglaterra en barriles de 50 galones, el equivalente a 225 litros. Si esta cantidad de líquido había de distribuirse en un número determinado de botellas de igual tamaño, serían necesarias 300 botellas de 75 centilitros. Práctico, ¿verdad?
Cajas de vino
Esa misma explicación numérica también nos sirve para comprender por qué las cajas de vino, por norma general, son de seis o de una docena de botellas. Si te das cuenta, estas cantidades son múltiplos de 300, justo la cantidad de unidades que podía llenar el vino de un barril. Como resultado, si de cualquier tipo cifras se trata l hablar de vino, las que manejamos provienen del siglo XIX.
Formas de las botellas de vino
Las curiosidades sobre las botellas de vino no solo hacen referencia a su capacidad. Ese color verde oscuro que las caracteriza tiene también su razón de ser, puesto que permite proteger el líquido de la luz ultravioleta que afectaría a su calidad.
Más diverso es el tema de la forma de las botellas. Más bajas, más alargadas, con bocas más anchas… Normalmente su diseño varía en función del lugar donde se produce el vino, aunque sí hay características en su aspecto que afectan a su interior. De hecho, aquellas botellas que presentan un cuello de mayor longitud facilitan la oxigenación del vino, de manera que influye en su aroma y sabor.
Puntilla de las botellas de vino
Sin embargo, sí hay un factor común a todas las botellas de vino, sin importar el aspecto y el tamaño que presenten ni el lugar en el que se produzcan o fabriquen. Nos referimos a la puntilla o picada. Este término hace referencia a la concavidad que hay en la parte de abajo de la botella, ese fondo hundido que pocos saben que no todo el mundo sabe que se llama así.
La explicación de la existencia de la puntilla es más práctica que otra cosa. Se diseñó de tal modo para que el recipiente de vidrio tuviera una mayor estabilidad al colocarlo sobre una superficie plana. Si tenemos en cuenta que la mayoría de las veces la botella se va a poner sobre una mesa o una barra, el resultado fue todo un acierto que todavía se mantiene en el tiempo. Además, con esa forma, los sedimentos quedan depositados en los laterales y se distribuye mejor la presión del taponado.
Botellas de vino magnum
De igual modo, hay un tamaño de botella que resulte excepcional: la botella de vino magnum. Esta tiene una capacidad de litro y medio, justo el doble que un botella de vino normal. Se caracterizan por ser aquellas en la que el vino mejor se conserva, puesto que prolonga adecuadamente su longevidad, soporta mejor las oscilaciones de temperatura y la proporción de oxígeno que se encuentra en contacto con el vino.
Por todo ello, las botellas de vino magnum son las que se utilizan principalmente para embotellar los denominados vinos de guarda, es decir, los que pueden seguir madurando dentro de la botella, por lo que deben tener unas características especiales. Son vinos que suelen reservarse para ocasiones especiales.