Desde el pasado 3 de abril, quien tiene un iPad, tiene un tesoro, literalmente. En apenas dos semanas, Apple ha despachado medio millón de unidades de su tableta, que ha desaparecido de las estanterías de los comercios en EEUU. Primero la cadena Best Buy y, después, las tiendas oficiales de la marca, casi todos los establecimientos han colgado ya el cartel de agotado. Cazar un iPad se ha convertido en una misión sólo al alcance de quienes estén dispuestos a abonar los 699 dólares que cuesta el modelo de 64 gigas, el único que aún se puede encontrar, o de aquellos dispuestos a pagar un sobreprecio comprándolo en Internet. El furor por el nuevo gadget ha hecho que su precio de reventa en eBay o Craigslist se dispare más de un 50%, hasta los casi 1.100 dólares por el modelo básico, de 16 GB.

Pero, ¿qué tiene el iPad para que todo el mundo quiera tener uno? Gran parte de las características de esta tableta de pantalla táctil aparecía en sus hermanos pequeños, el iPhone y el iPod Touch. Su sex appeal es cuestión de medidas. "Esta es la prueba de que el tamaño sí importa", bromea Alan Barnes, un informático de California que reconoce haber jubilado su ordenador portátil desde que compró su nuevo juguete. "Esto sería imposible de hacer con mi iPhone", explica mientras pone al día su calendario tecleando a una velocidad endiablada sobre el teclado virtual del iPad. Barnes está encantado con su nueva adquisición. Ya se ha bajado decenas de libros electrónicos, contribuyendo a encumbrar al lector iBook como la aplicación estrella: se han descargado más de 600.000 libros electrónicos, además de otros 3,5 millones de aplicaciones.

La literatura digital rivaliza con el cine por convertirse en el rey del iPad. Netflix, el popular videoclub por correo estadounidense, acaba de poner en marcha una aplicación para ver un catálogo de más de 17.000 películas y series de televisión en streaming (sin descarga), aunque sólo se podrá disfrutar de este y otros servicios on-line en casa. El iPad con tecnología 3G se retrasará hasta el mes de mayo.

Este factor, unido a otros, como su peso (680 gramos) o la ausencia de cámara y puertos USB, han provocado que no todo el mundo esté contento. "El diseño es genial, pero creo que no es muy útil, al menos para mí", explica el joven Brian Jones, mientras trata de terminar un trabajo universitario en una cafetería del centro de Los Ángeles. "No puedo imprimir, y el editor de textos es muy rudimentario", se queja. Brian forma parte de ese grupo de jóvenes con alto poder adquisitivo que ha disparado las ventas del iPad y que, según un estudio de Morgan Stanley, conseguirán que Apple venda entre siete y ocho millones de tabletas en 2010.

El inesperado boom del iPad también tiene su lado oscuro. YouTube se ha convertido en la hoja de reclamaciones para los usuarios descontentos. Decenas ya han colgado vídeos despedazándolo en la puerta de la tienda donde lo adquirieron o pasándolo por la trituradora. Para usuarios enfadados, algunos foros de Internet apuntan una solución más ventajosa: "Si no le gusta su iPad, no lo destruya, véndaselo más caro a los europeos y, al menos, sáquele rentabilidad".