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Cuatro elementos sin nombre
entran en la tabla periódica

Los rusos, estadounidenses y japoneses que los descubrieron pueden ahora proponer su denominación y símbolo

Tabla periódica de los elementos químicos.

MALEN RUIZ DE ELVIRA

MADRID.- Ununtrium, ununpentium, ununseptium y ununoctium son los números latinos que denominan provisionalmente a los cuatro nuevos elementos químicos que se acaban de incluir oficialmente en la tabla periódica, tras años de anuncios sobre su descubrimiento. Representan los elementos con números atómicos 113, 115, 117 y 118, que completan la séptima fila de la tabla (el número atómico es el número de protones en el núcleo). Ahora que se ha producido el reconocimiento oficial de los autores de los descubrimientos les corresponde a ellos proponer los nombres y los símbolos permanentes con los que pasarán a la historia de la química. Las propuestas se pueden basar en mitos, minerales, lugares, instalaciones, países o científicos.

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) hizo pública el pasado 30 de diciembre su decisión de dar por buenos los anuncios realizados desde 2003 por varios equipos de Rusia, Estados Unidos y Japón de haber conseguido crear estos elementos a partir de la colisión y consiguiente fusión de núcleos atómicos más ligeros. Se trata de procesos muy complicados y tecnológicamente avanzados que sólo se realizan en muy pocos laboratorios especializados en todo el mundo.

El número 113 se ha adjudicado a los científicos japoneses del Centro Riken que lo “vieron” por primera vez en 2003, a pesar de que otros equipos optaban a este reconocimiento. Se trata del primer elemento que se descubre en Asia, lo que resaltó Kosuke Morita, el director del equipo, tras conocerse la decisión de la IUPAC. Los otros tres elementos descubiertos se han adjudicado a los científicos rusos y estadounidenses que trabajan de forma conjunta en los laboratorios de Dubna, en Rusia, y Lawrence Livermore y Oak Ridge, en Estados Unidos. El 115 y 117 lo comparten los tres centros de investigación por trabajos hechos en 2010, 2012 y 2013 y el 118, el más pesado, lo comparten Dubna y Livermore, que empezaron en 2006 a buscarlo.

Kosuke Morita, director del equipo que descubrió el elemento 113. - RIKEN

Kosuke Morita, director del equipo que descubrió el elemento 113. - CENTRO RIKEN

Este hito en la historia de la tabla periódica ha resultado dificultoso de alcanzar porque los nuevos elementos superpesados tienen una vida extremadamente corta, de fracciones de segundo, antes de autodestruirse en una cascada de elementos más ligeros y partículas. “Establecer la existencia de estos nuevos elementos es especialmente difícil porque decaen en isótopos, hasta ahora desconocidos, de elementos un poco más ligeros que también tienen que ser identificados completamente”, ha comentado Paul J. Karol, presidente del comité que ha tomado la decisión, “Sin embargo, en el futuro esperamos mejorar los métodos que puedan medir directamente el número atómico Z”, ha añadido.

Por ejemplo, en el caso del elemento 117, sólo se consiguieron crear seis átomos en seis meses, disparando isótopos de calcio sobre un blanco de berkelio en un ciclotrón (un acelerador de partículas) especializado en Dubna. Los últimos elementos que habían entrado en la tabla hasta ahora habían sido el 114 y el 116, con los nombres Flerovio y Livermorio, respectivamente, que responden a los laboratorio Flerov, de Rusia y el citado Livermore.

Aunque no existen en la naturaleza y no tienen aplicaciones prácticas, estos elementos son un paso más para avanzar hacia otros de mayores números atómicos, en los que los investigadores tienen la esperanza de alcanzar lo que llaman una isla de estabilidad, algún isótopo de un elemento cuya combinación de protones y neutrones sea relativamente estable. Los números 119 y 120 están ya al alcance de la tecnología existente, creen los expertos, que ya están intentando detectarlos. Un ejemplo es Morita, que además de pensar este año que en un nombre para el elemento 113 (algunos hablan de japonio), también espera dar un paso más en su investigación: “Ahora que hemos demostrado sin duda alguna la existencia del elemento 113 queremos entrar en el territorio desconocido del elemento 119 y más allá, con el objetivo de estudiar las propiedades químicas de los elementos en las filas séptima y octava de la tabla periódica y algún día descubrir la isla de estabilidad”, ha dicho. También ha resaltado que es muy importante rellenar los espacios vacíos de la tabla periódica porque puede que solo existan 173 elementos. Sin embargo, se supone que más allá del 120 resultará imposible crearlos.

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