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Cuando la esvástica llegó al techo del mundo

Científicos nazis buscaron el origen de la raza aria en el Tíbet en 1938

ANDREA RODÉS

El Tíbet, un territorio suspendido entre los picos del Himalaya y aislado del exterior durante siglos, siempre fascinó a Occidente. Los exploradores europeos y americanos acudían al techo del mundo en busca de reinos míticos, como Shangri La, y atraídos por una naturaleza virgen, donde una civilización tribal, profundamente religiosa, vivía a más de 4.000 metros de altitud. ¿Podía esconderse también en el Tíbet el origen de la raza aria? Averiguarlo fue uno de los objetivos de una expedición de científicos alemanes del Tercer Reich que partió a Tibet en 1938, influenciados por la ideología de las razas nazi.

'La expedición es más conocida por su vinculación con el nazismo que por su valor científico', explica Patrick Booz, tibetólogo sueco, coordinador de los textos del libro Tibet in 1938-1939: Photographs from the Ernst Schäfer Expedition to Tibet (Serindia, 2007). El volumen muestra una selección de las más de 20.000 fotografías tomadas en el Tíbet por un equipo de científicos alemanes, liderados por el biólogo y naturalista Ernst Schäfer y el antropólogo Bruno Beger, ambos vinculados a las SS.

Son imágenes de gran valor antropológico, que muestran la vida diaria de la civilización tibetana -de monjes, pastores y aristócratas-, suspendida en la Edad Media.

Booz muestra el retrato de un pastor bebiendo té de mantequilla, y explica: 'Los tibetanos siempre viajan con su propia taza en la chaqueta'. El té, junto a la carne de Yak, la sampa (cebada) y la sal, son los cuatro pilares de su dieta y aparecen constantemente en las fotografías. Booz ha recurrido a ellas para documentar su tesis doctoral sobre el comercio de té entre China y Tíbet, que realiza en la Universidad de las Nacionalidades de Chengdu, en la provincia china de Sichuan. La sinización de los estudios tibetanos es inevitable desde que China tomó el control sobre Tíbet.

Experimentos con prisioneros 

Schäfer y Beger, un seguidor de la ideología nazi que acabó en Auschwitz 'experimentando' con prisioneros sus teorías sobre la superioridad de la raza alemana, no sólo realizaron miles de fotografías de diferentes tipologías raciales de la región tibetana, de sus costumbres y tradiciones; también tomaron medidas de cientos de cráneos, huellas dactilares y facciones humanas; hicieron máscaras de rostros de mujeres y niños, y recopilaron objetos de la vida cotidiana y religiosa.

'Sus técnicas eran habituales entre los antropólogos del siglo pasado', dice Booz. Pero su finalidad era distinta: la conclusión de Beger fue que, en términos antropológicos, los tibetanos representaban un punto intermedio entre la raza mongol y la europea, con los rasgos europeos más pronunciados en la aristocracia tibetana.

La idea original de Schäfer era explorar los goloks, una tribu nómada, conocida por su crueldad y violencia, que habitaba en los picos de Qinghai, en el Tíbet oriental. Los alemanes tuvieron que cambiar de planes por culpa de la ocupación japonesa, que impedía acceder a la región desde China, y tuvieron que entrar por India. Lograron conocer a los goloks en Lhasa, la capital, donde peregrinaban con motivo del Losar, el año nuevo lunar tibetano. 'Los goloks no sólo son la más cruel de las tribus tibetanas, también la más valiente', anotó Schäfer en su informe.

'Himmler [el jefe de las SS] quiso beneficiarse de la exploración para hacer propaganda nazi', escribe la experta alemana Isrun Engelhartd en el prólogo del libro. Himmler era seguidor de las corrientes esotéricas, mezcla de budismo y misticismo, que se hicieron populares durante el Tercer Reich y que pretendían encontrar los orígenes de la raza aria en el Tíbet, entre otras extravagancias.

Según Engelhardt, Himmler obligó a los miembros de la expedición a que se hicieran miembros oficiales de las SS si querían contar con el apoyo oficial de la Ahnenerbe, una sociedad fundada por él mismo para el estudio de la herencia alemana según los ideales racistas. Schäfer aceptó la propuesta. 'Los científicos chinos también se afilian al Partido Comunista para tener éxito profesional', dice Booz, partidario de destacar por encima de todo el valor científico y antropológico del proyecto.

'Schäfer utilizó la esvástica para crear una conexión simbólica entre alemanes y tibetanos', añade Engelhardt. Durante la expedición, los lama en seguida asociaban la cruz gamada nazi, un símbolo de la buena suerte extraído de la mitología india, con la yungdrung, la esvástica de la religión ancestral tibetana. Las palabras de Engelhardtesconden la vinculación real de Schäfer con las SS, aún hoy discutida. Al regresar de su expedición, Schäfer fue nombrado director de un instituto científico y colaboró con Himmler en nuevas expediciones. Una de ellas implicaba 'explorar' la vida de los judíos en el Cáucaso, pero, al final, fue cancelada.

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