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Fracasa el último intento para taponar el vertido

La petrolera BP reconoce que no han podido 'detener el flujo'. Obama da luz verde a un nuevo método para contener el fuel

PÚBLICO.ES/EFE

Fracasa el último intento para tratar de poner fin al derrame de petróleo en el golfo de México, tal y como ha reconocido la petrolera BP, que intentará ahora un nuevo método. 'No hemos podido detener el flujo', reconoció el director de operaciones de la petrolera, Doug Suttles. 'Hemos tomado la decisión de pasar a la siguiente opción'.

BP había intentado bloquear la salida de fuel inyectando lodo pesado. La operación, que comenzó el pasado miércoles, era la primera de este tipo que se intentaba a tanta profundidad, 1.500 metros. En total, la compañía inyectó 30.000 barriles de lodo y efectuó tres intentos distintos de bloqueo de la tubería con basura como cubos de plástico, neumáticos usados y pelotas de golf para taponar la tubería.

Ahora el nuevo intento consistirá en serrar la tubería rota con robots submarinos y cubrir los restos con una cúpula, una solución similar a la que ya se intentó hace unos días sin éxito. Esta operación podría tardar cuatro días en completarse, indicó el alto ejecutivo.

El nuevo intento consistirá en serrar la tubería rota con robots y cubrir los restos con una cúpula

En sus declaraciones, Suttles no pudo precisar qué porcentaje de éxito atribuirle al próximo intento. Inicialmente, BP había calculado que las posibilidades de triunfo de la inyección de lodo pesado, junto a otros materiales para bloquear las tuberías, se encontraban entre el 60% y el 70%. 'Tenemos confianza en que la operación funcionará, pero evidentmente no podemos garantizar el éxito', declaró entonces Suttles.

Mientras tanto, el derrame ya se ha convertido en el peor de la historia, una vez que los científicos han corregido sus cálculos, que inicialmente contaban que la fuga equivalía a 5.000 barriles de petróleo al día, y ahora consideran que el crudo que mana del pozo alcanza entre los 12.000 y los 19.000 barriles diarios.

La catástrofe, que comenzó el pasado 20 de abril tras la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para el Gobierno estadounidense y el presidente Barack Obama, que ha asegurado que el derrame es 'tan enfurecedor como doloroso'.

Obama visitó la zona afectada este viernes por segunda vez desde que comenzó el desastre. Desde allí ordenó que se triplicara el personal que trabaja en las tareas de lucha contra la marea negra, hasta ahora 20.000 personas. Entonces Obama declaró que 'el responsable en última instancia' es él.

'Está claro que no ha funcionado', ha dicho Obama a través de un comunicado después de conocer el fracaso de la última operación. Sin embargo, el presidente norteamericano confía en que el siguiente método tenga éxito, aunque 'no carece de riesgos y no se ha intentado nunca'. 

Obama también apuntó que, en caso de que BP fracase en sus intentos actuales de sellar el pozo, los científicos del Gobierno, encabezados por el secretario de Energía y Premio Nobel, Steve Chu, examinan todas las alternativas viables.

Cualquier solución a la que se llegue por el momento sería temporal. La solución definitiva no se logrará al menos en dos meses más, los necesarios para concluir la perforación, ya en marcha, de un nuevo pozo que reemplace al averiado. Mientras tanto, los expertos del Gobierno calculan que ya se han vertido en el Golfo un mínimo de 68 millones de litros de petróleo. El impacto económico del vertido supera con creces al del Exxon Valdez, el peor hasta ahora. 

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