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El nuevo explorador de Marte, cada vez más cerca de traer muestras del planeta rojo a la Tierra

Su helicóptero ha demostrado 18 veces que se puede volar en la tenue atmósfera marciana.

Autorretrato  del  vehículo robótico Perseverance junto al helicóptero Ingenuity en Marte
Autorretrato del vehículo robótico Perseverance junto al helicóptero Ingenuity en Marte. NASA/JPL

El vehículo robótico Perseverance no lleva mucho tiempo en la superficie de Marte, poco más de 300 días marcianos (llegó el 18 de febrero de 2021), pero sus resultados son ya espectaculares.

Como sucesor avanzado del robot Curiosity, que lleva casi 10 años explorando el terreno marciano, Perserverance, del tamaño de un pequeño coche y con seis ruedas, ha recorrido durante este tiempo 2,9 kilómetros, tiene el récord de velocidad y del recorrido diario más largo, ha tomado más de 100.000 imágenes y ha conseguido iniciar su principal objetivo: tomar muestras de la atmósfera y las rocas marcianas que, si todo sale bien, volverán a la Tierra para un análisis más detallado.

Y todo eso sin olvidar a la máquina más novedosa que ha llegado a Marte, un pequeño helicóptero, llamado Ingenuity, que iba a bordo del Perseverance y que lleva ya 18 vuelos sin problemas. "Probar que se puede realizar un vuelo motorizado y controlado en la tenue atmósfera marciana" es el logro principal del helicóptero, señala Jessica Samuels, directora de operaciones de la misión en la superficie del planeta rojo por parte del Jet Propulsion Laboratory de la NASA.

El objetivo general y ambicioso de la misión es buscar señales de vida microbiana pasada

El objetivo general y ambicioso de la misión es buscar señales de vida microbiana pasada y una de las formas de lograrlo es tomar muestras de las rocas, el polvo que lo cubre todo y la atmósfera y hacerlo en un lugar donde hubo agua, indispensable para las formas de vida que conocemos. Antes de recoger una muestra de una piedra, Perseverance utiliza un instrumento abrasivo que lleva en su brazo robótico para quitar la capa superficial, y luego taladra la roca e introduce la muestra en un tubo estérilizado que se deposita en una especie de caja donde queda herméticamente sellado. Todo ello lo observan, aunque con retraso, los controladores de la misión en la Tierra.

En el brazo robótico también va un instrumento de rayos X para analizar la composición de las piedras de las que se obtienen muestras. Gracias a eso y a las imágenes que transmite el robot, los geólogos han podido deducir que el fondo del cráter Jezero, donde aterrizó, tuvo su origen en magma caliente, dentro o fuera de un volcán. El dato decisivo fue la presencia de grandes cristales de olivina. "Luego el terreno fue alterado repetidamente por el agua, lo que lo convierte en un tesoro que permitirá en el futuro conocer mejor la época en la que había agua en el superficie de Marte", explica Ken Farley, del equipo de la misión. También se han detectado moléculas orgánicas, como ya lo hizo el Curiosity, sin que ello quiera decir que tienen un origen biológico.

De los 43 tubos para muestras que llevó Perseverance a Marte, ya se han llenado siete de ellos, explica la ingeniera Rachel Kronyak, quien cree que su trabajo es la combinación perfecta de ciencia e ingeniería. No han faltado los imprevistos, como que la primera muestra de roca no se pudo obtener, probablemente porque se rompió, con lo que el tubo vacío fue la primera muestra de la atmósfera. Posteriormente se han tomado muestras dobles de roca de cada sitio por si falla una de las misiones de regreso a la Tierra. Ahora, el vehículo está enfrascado en recoger trocitos de una piedra llamada Issole.

La exploración del delta es lo siguiente que tiene que hacer el robot

El cráter fue un antiguo lago hace miles de millones de años, aseguran los especialistas, en el que desembocaba un río que formó un delta, lo que lo hace especialmente interesante para buscar vida pasada, si la hubiera. La exploración del delta es lo siguiente que tiene el robot en su lista de cosas por hacer.

Mientras el Perseverance trabaja sin problemas con virus alguno, lo que no sucede con su equipo en Tierra, que ha sufrido las consecuencias de la pandemia, se preparan ya las misiones que intentarán traer las muestras a la Tierra, no antes de 10 años.

Las agencias espaciales europea y estadounidense colaboran en estas futuras y muy complicadas misiones. La secuencia empieza con la llegada a Marte de otro vehículo robótico para transferir las muestras del Perseverance a un módulo de aterrizaje en el que un brazo robótico las encapsulará en un pequeño cohete. Este cohete despegará del módulo de aterrizaje para dejar la cápsula con las muestras en un orbitador donde se sellará en un contenedor que caerá en la Tierra tras el viaje de vuelta del orbitador. Sería la primera vez que se enciende un cohete en otro planeta y los problemas planteados son muy interesantes. Pero, tras el éxito de la suave toma de tierra del Perserverance en Marte, colgado de unos cables de una grúa con retrocohetes, parece que casi todo es posible.

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