El 10 de mayo de 2007, una bola de fuego atravesó el cielo. El espectáculo pudo observarse desde varias ciudades de España. A los pocos minutos, se escuchó el estallido que produjo el meteoroide cuando atravesó la atmósfera. Dos días después del avistamiento, miembros de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (SPMN) viajaron hasta localidades de Toledo y Ciudad Real para entrevistar a los testigos de la zona en la que pudo caer el meteorito y acotar la búsqueda.

La labor de rastreo concluyó con el hallazgo en una zona cercana a Puerto Lápice (Ciudad Real) de 20 fragmentos de una roca extraterrestre de más de 4.000  millones de años de antigüedad, que puede tener su origen en el asteroide Vesta.

Esta joya científica, presentada ayer en la sede del CSIC en Madrid, guarda valiosa información sobre el origen del sistema solar. Es el primer meteorito de su especie (eucrita) hallado en España y uno de los pocos que existen en el mundo. La búsqueda no fue sencilla.

Búsqueda ardua
“Pocos días después de la caída del meteorito, se produjeron unas fuertes inundaciones en la zona que hicieron imposible el comienzo de la búsqueda”, indicó durante la presentación del meteorito José María Madiedo, investigador de la Universidad de Huelva. Cuando bajaron las aguas, se comenzó a trillar la zona en la que, según los cálculos, podía haber aterrizado el meteorito. Veinte kilómetros cuadrados de terreno pedregoso y zonas de cultivo que se debieron rastrear al milímetro para encontrar estos cantos especiales, camuflados entre otros cantos vulgares. El más grande mide 4 cm.

Como explicó el investigador del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya Josep Maria Trigo, el cuerpo pesaría unos 50 kilos antes de entrar en la atmósfera. Durante su trayectoria, estalló varias veces. Es posible que en tierra se recuperase entre un 3% y un 5% de su masa inicial.

Con los meteoritos ya en poder de los investigadores, llega el momento del interrogatorio. De momento, no se ha determinado su órbita exacta en el Sistema Solar por falta de material gráfico suficiente. Será más fácil que su interior informe sobre su identidad.“Esta eucrita acaba de caer y su interior se mantiene como cuando estaba en el espacio”, explicó el profesor de la Universidad Politécnica de Catalunya Jordi Llorca. Lo que diga servirá, entre otras cosas, para conocer los procesos que se produjeron en el interior de los grandes asteroides y aportará información sobre cómo se formó la Tierra.

Trigo destacó la importancia del hallazgo y recordó que el grupo del SPMN es el único en el mundo que ha recuperado dos meteoritos en poco más de tres años. El anterior meteorito se encontró en Villalbeto (Palencia) en 2004. Tras la presentación, los representantes del SPMN donaron uno de los ejemplares encontrados al Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) y mostraron su predisoposición a ofrecer fragmentos de Puerto Lápice a las instituciones que garanticen su preservación.

Algunos meteoritos se han llegado a vender en el bazar on-line de eBay a 1.000 euros el gramo. Uno de los fragmentos grandes encontrados en Puerto Lápice podría alcanzar los 10.000 euros. Por este motivo, a los pocos días de conocerse el lugar donde cayó el meteorito presentado ayer, varios grupos de cazameteoritos extranjeros se presentaron en Ciudad Real. Los investigadores calculan que hasta dos tercios de los fragmentos recuperados han sido expoliados por estos piratas, que hacen negocio con lo que sólo debería tener valor científico.

Además, como explica Trigo, la lucha entre investigadores y cazameteoritos es desigual. “Ellos son buscadores profesionales, viven de eso y pueden dedicarse plenamente a la búsqueda. Nosotros tenemos nuestros trabajos y otras obligaciones”, indica. En este sentido, recordó los problemas que tuvieron para compaginar la organización en junio del congreso Meteoroides 2007 en Barcelona con la búsqueda de meteoritos en Ciudad Real, que comenzó precisamente en las mismas fechas.

El valor económico de estas rocas del espacio lleva a comportamientos peculiares, como el ‘blanqueo’ de meteoritos. Algunas personas con meteoritos no certificados en su poder aprovechan el avistamiento de una caída reciente para acercarse a la zona y fingir que lo han encontrado allí, con la intención de que cobre autenticidad y valor.