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El repelente DEET anula el olfato de los mosquitos

JAVIER YANES

Todo el que ha viajado a regiones tropicales se ha untado en alguna ocasión brazos y piernas con un potingue poco agradable, pero eficaz, para mantener a raya a los mosquitos y otros insectos. Los repelentes más comunes tienen como principio activo la N,N-dietil-m-toluamida, o más sencillamente, DEET.

Por extraño que parezca, hasta ahora los científicos sospechaban que el repelente actúa bloqueando el olfato que el insecto utiliza para localizar a sus presas, pero los detalles moleculares permanecían ocultos. Incluso algunos expertos sugerían que el secreto de su acción es más fiel al propio concepto de repelente: producir un olor desagradable para el mosquito.

Tres investigadores de la Universidad Rockefeller de Nueva York (EEUU) han puesto fin a esta duda. El DEET inhibe receptores de olor en el mosquito, pero sólo los que necesita para su funcionamiento un correceptor llamado Or83b. Entre estos se encuentran algunos receptores específicos para ciertas sustancias del sudor, pero no el que detecta el dióxido de carbono de la respiración.

Los autores del trabajo, publicado el pasado viernes en Science, esperan que sus resultados ayuden a diseñar repelentes más poderosos e inocuos. No cabe duda de que los viajeros agradecerán cualquier fórmula mejorada que, para variar, no derrita el plástico.

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