Este artículo se publicó hace 15 años.
AC/DC, la fiabilidad del veterano
La banda australiana lleva al éxtasis al público del Palau Sant Jordi de Barcelona
Comprobado. En tiempos de recesión económica, valores seguros. Si crisis, entonces AC/DC. Angus Young cumplió anoche 54 años en Barcelona y lo celebró ataviado de colegial, contorsionándose a ritmo de su metrónomo interno, poniéndose cuernos, desnudándose en The jack e incidiendo sobre cada cuerda de su SG con la precisión de un mecanismo. Fiabilidad.
Fiabilidad incluso entre los comentarios sueltos del público. "¿Bon Scott o Brian Johnson?", pregunta uno con pocas pintas. "Bon Scott", responden sus amigos. "A mí ya casi me da igual", contesta uno con aspecto de haber sido heavy. Normal, han pasado ya treinta años. Es como preguntar si prefieres a tu difunto padre o al novio de mamá. Además, sólo hay que verlo. Brian Johnson es el anti-Tom Jones recién rescatado de un pub.
De saque, pirotecnia y un tren desbocado. El tren del rock and roll, se entiende. El lema: el único estribillo bueno no es el coreable, sino el coreado. Con una disposición en el escenario de clarísimo 3-2, con la base rítmica y Malcolm mandando detrás, y Angus y Johnson de libres con acceso al pasillo central, fueron desgranando clásico tras clásico: Hell aint a bad place to be, Back in black, Shot down in flames... Si la cuarta canción es del nuevo, la quinta será Dirty deeds done dirt cheap, de 1974, para compensar. Fiabilidad. Tanta que a veces se echa de menos algún imprevisto.
Entonces, la pregunta es: ¿y de vigor qué tal? Pues si antes era diez, ahora es siete y medio. A cambio, cada canción ha calado ya durante tanto tiempo, que incluso los himnos redundantes de segunda generación se corean como goles (Thunderstruck). Este jueves en Madrid y el sábado en Bilbao, más.
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