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El adiós de Pablo Guerrero: "Ser actor o músico es un acto de heroísmo"

El cantautor pacense se despide de la música con el disco 'Y volvimos a abrazarnos', punto y final a 50 años de carrera.

Pablo Guerrero se despide de la música con el disco 'Y volvimos a abrazarnos'.
Pablo Guerrero se despide de la música con el disco 'Y volvimos a abrazarnos'. Enrique Cidoncha

La voz ajada y sabia de Pablo Guerrero (Esparragosa de Lares, 1946) dice adiós. De palabra ya lo había hecho cuando decidió que no escribiría más poesía. Ahora también se aleja del micrófono, una decisión que toma tras cincuenta años de carrera. Pero antes de irse, un último disco, Y volvimos a abrazarnos, que habla precisamente de despedidas y cuyo título alude a los afectos reencontrados tras la pandemia, aunque las canciones fueron escritas antes del confinamiento.

"La gente tiene necesidad de cine, de teatro y de conciertos, pero es una pena que las Administraciones hayan abandonado la cultura. Ser ahora actor o músico es un acto de heroísmo", se lamenta el cantautor pacense, quien se planteó renunciar a su último proyecto cuando no encontró apoyo institucional. "Todo el mundo dijo que no, mientras que las discográficas solo quieren números uno. Gracias a los mecenas, este disco existe, por lo que les agradezco su contribución en un momento en el que el dinero escasea".

Y volvimos a abrazarnos vuelve a abordar el amor y la naturaleza, dos temas recurrentes en su obra, aunque Pablo Guerrero también es recordado por A cántaros, ese torrente antifranquista. Atrás queda la contestación y aquel disco que se perdió para siempre, Tierra, víctima de la censura y con letras de Miguel Hernández. "La canción protesta fue necesaria, pero la poesía debe ser algo más. Tiene que tener una mirada, una memoria colectiva y una cierta sacralidad, si bien en algunos momentos la música ha acompañado la revolución".

"Este disco existe gracias a los mecenas"

Todas han tenido su banda sonora, según Guerrero, quien entiende la belleza como subversión. "Hay canciones protesta que el pueblo hace suyas, las conserva y vuelve a entonarlas en momentos de reivindicaciones. Sin embargo, las canciones de amor y de desamor llegan más al corazón de la gente". Sorprende, pues, que el poeta deje de escribir poesía: "Ya he dicho todo lo que quería decir. Cometí la locura de escribir mucho en 2018, unos cinco libros en dos años, y me quedé un poco exhausto". Poemarios pendiente de publicación, a los que sumarán nuevos relatos trufados de ideas, anécdotas y experiencias.

Antes, publicará este viernes Y volvimos a abrazarnos, producido por Luis Mendo, cantante de Suburbano. Un disco que presentará en directo el próximo miércoles en la sala Galileo Galilei de Madrid y en el que han participado Rozalén, Depedro, Cristina Narea o Javier Paxariño, entre otros muchos músicos. "El próximo año quiero dar un concierto en cada comunidad autónoma para irme despidiendo de mis amigos", adelanta Guerrero, quien se considera artesano antes que artista.

¿Y poeta antes que cantante? "Poco a poco, las letras de mis canciones se han ido haciendo más poesía. Sinceramente, creo que soy más poeta que músico", afirma Guerrero, desilusionado con la política del griterío y la irrupción de la ultraderecha. "La dictadura fue muy dura. Todo era pecaminoso y sucio, te sentías culpable por nada. Las personas deben tener la mente lo más libre posible, por lo que es muy lamentable que se vuelva a un fascismo franquista".

Alejado de ese ruido de sables, viendo los días pasar, su intención es romper la rutina diaria, que ocupa buena parte de nuestro disco duro, con "pensamientos más estéticos y profundos", de modo que la gente disfrute precisamente de la vida cotidiana. "O sea, que sea feliz mientras baja la basura o cocina unas lentejas". Frente a la soledad de la gran ciudad, su mensaje ecologista encuentra eco en el campo: "La naturaleza se ha impuesto poco a poco en mis canciones, hasta tener una presencia abrumadora".

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