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Apología de la patochada

La parodia de las ‘spoof movies’ vuelve con ‘Casi 300’, humor de brocha gorda para las masas

RUBÉN ROMERO

Nos apostamos una noche de pasión con el equipo de voley playa femenino (o masculino, según el gusto) de Brasil a que el estreno más visto de este fin de semana será Casi 300 (Friedberg/Seltzer), parodia de 300 (Zach Snyder). Es más, aseguramos a doble o nada que el éxito de taquilla será inversamente proporcional a los halagos de la crítica, que la tildarán de infantiloide, facilona, detritus intelectual y demás perlas.

Ataques que provienen de los que aceptan que el pueblo es soberano, pero sólo si el ejercicio de dicha soberanía es de su agrado. Algo tendrán estas películas/parodia, conocidas en inglés como spoof comedies, para que arrastren a tanto público desde la ya legendaria Aterriza como puedas (Abrams/Zucker/Abrahams, 1980) y sus más de 600 gags en 87 minutos. Datos: 300 costó 70 millones de dólares y recaudó 65 en su primer fin de semana. Casi 300 no costó ni 15 y se estrenó con 18 millones.

‘Blockbuster’, de culto

El cine es una fábrica de imágenes icónicas, y una película se valora en buena medida por ese plano que queda en la retina. A los que echan pestes tanto de la calidad de las spoofs como de la falta de cerebro de sus fans, sólo recordarles que los chistes pueden ser fáciles, pero sólo son comprensibles si el espectador ha visto todos los blockbusters de los que se mofan. Incluso, en ocasiones, una spoof movie puede entrar de lleno en el campo del metacine, como en el caso de Casi 300, cuyo chiste más logrado versa entorno al uso y abuso de las pantallas de croma en las producciones actuales. Tampoco parece que los plumillas sesudos sean capaces de admitir que el cine, como demuestran cada año las cifras de exhibición, es cada vez más home que theater cinema.

La explotación comercial de DVD otorga más y más dinero a las distribuidoras. ¿Involución? Nada de eso. Incuestionables obras maestras del séptimo arte como La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) o Blade Runner (Ridley Scott, 1982) pasaron sin pena ni gloria por las salas y sólo fueron recuperadas tras su visión en el chirriante y analógico VHS.
Pero por encima de todo, Scary Movie o Aterriza como puedas nos recuerdan que el cine es, básicamente, entretenimiento. Ante una industria cada vez más encorsetada, las spoof comedies reivindican el placer del cine por el cine. No es de extrañar que tres de los grandes estrenos de autores de este año recuperen ese espíritu cutre y de baratillo: Rebobine, por favor (Michel Gondry), Son of Ranbow (Garth Jennings) y Tropic Thunder (Ben Stiller). Y por si faltaba algún argumento, ahí va el de autoridad: ¿Quién sería capaz de dejar mal a Casino Royale (John Huston, 1967) y Flint (Daniel Mann, 1966) y sus parodias de Bond? ¿Y a Bienvenido Mr. Marshall (Berlanga/Bardem, 1952) y su visión socarrona del cine folclórico? Salvando el talento de sus autores, y aunque todavía no se hubiera acuñado el término, eran películas tan spoofs como lo ha podido ser Me parece que ya sé lo que hicisteis el último viernes 13.

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